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Ana Mateu: psicóloga, publicó una novela sobre el secuestro del padre de sus hijos durante la dictadura. La escritura como terapia y la culpa.

Dicen que la vida es agradable gracias al olvido. Que las personas olvidan el dolor antes que los momentos felices por una suerte de sistema inmunológico de la psiquis. Y que con el paso del tiempo, los sufrimientos vividos duelen menos, mientras que las alegrías, por su vehemencia, tardan más en agotarse. Son conclusiones, quizá opinables, del investigador inglés Richard Walker pero invitan a repensar conceptos como el de la memoria, el pasado, el dolor traumático y la forma de transitarlos para reconfigurar el presente. Estos temas son los que hilvana la psicóloga Ana María Mateu en su novela “La vida no es tan corta” (Ediciones Al sur). La trama está basada en su propia historia, cuando un día de 1974 se estrenaban las brigadas de la muerte, precursoras del terrorismo de Estado, y desaparecieron al padre de sus hijos quien resultaría fusilado.
NOTICIAS: ¿Su novela es una recreación de su historia personal?
ANA MARÍA Mateu: Sí, aunque está ficcionada. Pero el límite entre realidad y ficción es muy delgado.
NOTICIAS: En la página de agrade- cimientos usted cierra con la frase “El pasado puede dar luz a las incertidumbres del presente”. ¿Puede ampliar la idea?
Mateu: Creo en la posibilidad de que el pasado pueda dar luz al presente; es un largo proceso que parece sencillo, pero no lo es. En el caso de la novela, sucedió algo que despertó el pasado evitado y oculto. Al poder enfrentarlo, ese pasado empezó a devolver significado y fue iluminando. Apareció como un material para poder rearmar la vida de Andrea, la protagonista.
NOTICIAS: Este juego del pasado dando luz sobre el presente es la contracara de “Lo pasado, pisado”. Como psicóloga, ¿piensa que puede darse el olvido voluntario de ciertos hechos del pasado? Mateu: Depende de la selección que hace la memoria y también de la edad de las personas. En mi caso, lo que quiero trasmitir es que hay situaciones que una las tiene ocultas más que negadas u olvidadas. Y una trata de evitarlas porque traen dolor. Eso no quiere decir que no aparezcan como flashes, más aún si fueron situaciones traumáticas.
NOTICIAS: ¿Cómo son esos flashes?
Mateu: Son como imágenes fijas, angustiantes y están desconectadas, como en otro lugar. Creo que si la memoria se va debilitando triunfa el olvido. Y eso es peligroso porque hay parte de la energía que está condensada en algún lugar y no da paso a alternativas más creativas. Este libro que me costó mucho tiempo elaborar, muestra cómo se va recorriendo ese camino, ese proceso de conexión.
Para el filósofo rumano Mircea Eliade el límite entre lo sagrado y lo profano era intrazable, tanto como resulta para Mateu escindirse de Andrea, el personaje principal de su obra; porque ambas, personaje y persona, son una misma. En esta charla, la piscóloga va y viene de su realidad a la fic- ción, metiéndose en la piel de Andrea para encarnarse en la propia.
NOTICIAS: ¿Cómo decidió publicar lo que era su patrimonio íntimo?
Mateu: Hace mucho tiempo que empecé a escribir hojas sueltas, simplemente por necesidad. Llegó un momento en que pedí ayuda a Ariel Dilon y en sus conversaciones se fueron abriendo ventanitas por las que comenzó a entrar oxígeno. Esto me permitió tomar distancia de mis emociones y de esos textos idénticos, y comenzar, como Dilon escribe en la contratapa, “la elaboración de un duelo prolongado”. Cuando pasa lo que me sucedió, una se queda con el terror a la nada porque no sabe de dónde agarrarse y no hay lugar para las lágrimas.
NOTICIAS: ¿Qué fue lo que le sucedió?
Mateu: A principios de 1974 uno sabía y lamentaba que hubiera muertos, que eran políticos, universitarios… pero estaban afuera de mi círculo, les pasaba a otros. Hasta que mi ex marido, Julio César Fumarolla, del que me había separado hacía un año y medio, apareció fusilado por la Triple A. ¿Cuál fue el motivo? Hubo sólo versiones; la más contundente –como luego le pasó a (José Luis) Cabezas– fue suponer que sacó una foto que no era conveniente. Era muy buen fotógrafo y por eso se lo asocia con el caso Cabezas– Yabrán. Pero nunca se supo cuál fue la foto. Yo era muy joven con dos hijos muy chicos. Se me produjo una parálisis
mental.
NOTICIAS: Su papá, Venido Mateu, también era de izquierda.
Mateu: Sí, era militante y secretario general de FATPREN, linotipista del diario La Nación. Julio conoció a mi padre y por una foto mía me buscó. Era muy carismático y nos enamoramos.
NOTICIAS: ¿Fumarolla era reportero gráfico?
Mateu: Sí, incluso trabajó en la Editorial Atlántida y tuvo su estudio donde hacía gráficas para publicidad. Volviendo al texto, a partir de la charla con Dilon, los personajes se potenciaron y los diálogos se hicieron más ágiles. Y así me fui metiendo en esas partes de mí misma que una no quiere reconocer y así aparecieron en el personaje de Andrea los resentimientos, broncas y rencores. Y una culpa terrible.
NOTICIAS: ¿Por qué la culpa?
Mateu: No sabía qué había pasado ni por qué; y si él sabía algo, no me lo comentó. Me culpaba por ser insensible y cuando no está claro lo ocurrido, es horrible. Tuve ataques de pánico por esa incerti-
dumbre atroz… Vuelvo al personaje. Andrea logra atravesar esa culpa y llegar al afecto que sentía por su ex, y eso se le vuelve insoportable.
NOTICIAS: ¿Y la mujer que es usted, qué hace?
Mateu: Suspende la escritura. Hasta que eso tan insoportable se convierte en coraje.
NOTICIAS: ¿Y eso duró mucho tiempo?
Mateu: El proceso duró 30 años. Empecé a escribir formalmente en 2007. Antes no podía porque eran memorias íntimas. Cuando hay una situación traumática, esa escena queda ubicada en otro lugar, hay una fisura entre lo que pasó antes, y lo que sigue se vive parte en automático y parte con esos flashes. Cuando una situación viene desde afuera y es peligrosa, yo al menos no la podía hablar.
NOTICIAS: ¿Por qué y para quiénes la publicó?
Mateu: Primero para mí, aunque en un primer momento pensé que lo haría para mis hijos y mis nietos. Pero cuando estaba terminándola me di cuenta de que era sólo para mí, porque estaba perdonándome por haber dejado a Julio y no saber qué le pasaba. Escribirlo fue terapéutico. Porque entre el pasado, lo que siguió y ese hueco que había en el medio, se empezaron a tejer hilos y el camino se hizo continuo. Ya no está ese recuerdo afuera, pasó a ser parte de mi pasado con el tono que tiene. Fue reparador para la protagonista, porque con ella estuvimos haciendo este trabajo.
NOTICIAS: Habrá personas que se identificarán con el relato.
Mateu: Creo que se habló y se escribió mucho de este tema pero fue desde otro lugar. Acá se trata de alguien, una mujer, a quien le fusilan al padre de sus hijos y cuenta lo que le va ocurriendo… Me decían que podía darse en cualquier parte del mundo. Es una mirada humana de una situación terrible.
NOTICIAS: “La vida no es tan corta” se contradice al dicho popular “La vida es corta”. ¿Por qué no es tan corta ni para Andrea ni para usted?
Mateu: La vida no es tan corta porque sucede un hecho inesperado que sacude: un día se decide en home- naje a Fumarolla, ponerle su nombre a una plaza del barrio de Once, en Jean Jaurés y Perón. Esto dispara la historia secreta y nos la sacan para afuera. Me doy cuenta de que la vida me permitió reparar el olvido, pude zanjar la escisión. Y al escribir, revivir el pasado. Al recordar se vuelve a vivir. Lo que se fue evitando, ya no se puede evitar más.
NOTICIAS: ¿Usted proviene de una familia interesada en los procesos sociopolíticos del país?
Mateu: Sí, claro. Interesada también en la historia y la cultura. Mi padre era un sindicalista de aquella época, se consumió peleando; tomaba el tren y el vagón más barato para no hacerle gastos al sindicato… Era muy austero en su vida. Mamá, que era enfermera pero muy curiosa en música, pudo comprar la casa cuando él falleció y con el seguro del diario.
NOTICIAS: ¿Cómo percibe la realidad argentina, qué le preocupa especialmente?
Mateu: En este momento, lo que está ocurriendo en la Justicia. Me sorprendió el dos por uno, un tema tan sensible y doloroso, que lo ha dejado a uno en alerta. El dos por uno pasa a ser una provocación.
NOTICIAS: ¿Cuál es la problemática recurrente y principal que llevan los pacientes a su consultorio?
Mateu: En este momento –aunque viene desde el año pasado– es el temor a perder el trabajo; la inestabilidad laboral, la angustia de los conocidos a quienes echan. Esto está vivido como un maltrato laboral porque es gente que está en el puesto hace 15, 25 años. Lo viven con mucha angustia, especialmente los hombres.
NOTICIAS: ¿Le parece que su vida es de novela?
Mateu: (Ríe) Una terapeuta me lo dijo. Puede ser. Me ocurrieron muchas cosas y la gente que lee la novela reinterpreta situaciones que a mí me disparan más cosas.
Publicado en Revista N O T I C I A S – 20/05/2017

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