El sexismo que afecta a los hombres
Ahora pienso que esa silla vacía era una metáfora de la desorientación que muchos hombres experimentan ante el cuestionamiento de los códigos y semblantes que, hasta no hace mucho tiempo, pautaban las relaciones entre los sexos, para decirlo todo: hoy muchos tipos no saben bien cuál es su lugar ni cómo ponerse.
Algo parecido sucede al subir a un colectivo o tomar un ascensor: en ciertas ocasiones el gesto de dar prioridad a la dama es considerado una actitud machista, sexista y paternalista que atenta contra la igualdad entre los sexos. No descarto que sea así, y que las damas en cuestión tengan sus fundadas razones para actuar de esta manera, solo que también hay muchas otras cuya manera de pensar es diametralmente opuesta: aprecian el gesto de cortesía y en caso de que no se les conceda, descalifican al varón en cuestión por mal educado o desconsiderado.
Cito estos ejemplos que -por tratarse de situaciones fortuitas y anónimas acontecidas fuera de todo ámbito laboral, académico o familiar-, no generan mayores consecuencias respecto de algún posible ejercicio de poder o manipulación sobre la voluntad de una mujer. Insisto, considero tan válida la posición de las mujeres que rechazan la cortesía sexista como las que la agradecen y esperan.Sólo me interesa destacar la encrucijada en las que muchos varones quedan atrapados ante el vértigo con que los nuevos tiempos y acontecimientos reformulan códigos y expectativas de convivencia.
Es que el sexismo también afecta a los hombres: hoy –atroces crímenes mediante- la sanción social ante la descortesía de un varón no es la misma que la aplicada a la de una dama. Quizás los tiempos convocan a la plasticidad, la inventiva y un saber hacer allí sin quedar muy tomado por reglas o normas preconcebidas.
Algo fácil de decir pero difícil de poner en práctica. Lacan sugiere que hombre es quien por amor a una mujer renuncia a las imposturas masculinas. Mi impresión es que todavía no se forjó un discurso que ampare una nueva masculinidad, más sensible a los matices que ansiosa por cumplir con estereotipos, más atenta a registrar el propio deseo –y cargar con las consecuencias- que a dejar contenta a la partenaire: una posición que algunas mujeres saben valorar por encima de vanas y tontas galanterías.
Escrito por Sergio Zabalza, psicoanalista (Hospital Alvarez)
Publicado el 3-12-2016 en C L A R I N