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Cómo vas a saber lo que es el amor si nunca te hiciste hincha de un club*

En el capítulo «Ellas dicen que somos discapacitados emocionales» del libro «Por qué los hombres no entendemos a las mujeres» incursiono en las emociones de los varones partiendo del contenido de la poesía “Cómo vas a saber”.
Comparto un fragmento de dicho capítulo:
“Lo que empezó como intuición fue cobrando consistencia. Sin darme cuenta me fui transformando en un psicólogo a cuyo consultorio asistía una población predominantemente masculina, en contraste con lo que le ocurría a la gran mayoría de mis colegas. Y la tendencia se fue reafirmando con cada varón que llegaba a consultarme. En la mayoría de los casos no tenían  una idea clara de sus necesidades, algún malestar y la sugerencia de un conocido lo acercaban al inicio de un diálogo en el que paulatinamente la emocionalidad deja de ser  un problema y comienza a integrarse en la conducta cotidiana.
Un día quien llegó a consultarme fue Enrique, que acababa de cumplir cuarenta años, y me dijo: “Lo pensé bastante y llegué a esta conclusión: si cuando necesito un médico para mis hijos busco un pediatra, un especialista en niños, ahora, cuando siento necesidad de ayuda para mí, es conveniente que busque un especialista en varones”.
Ese día tomé conciencia de que aquella intuición había cobrado consistencia, era un especialista porque había puesto el foco en la conducta masculina y las peculiaridades de nuestros malestares. Además de hacer mis observaciones cotidianas,  investigando en los pocos materiales que se podían encontrar en esa época, descubrí que en la distribución de roles que el modelo patriarcal nos proponía e  imponía a los varones, las circunstancias determinaron  que nos tocara un tipo de relación con la afectividad que se corresponde con el dicho popular: “Los hombres no lloran”, lo que llevó a cierta atrofia de una capacidad intrínsecamente humana que es la expresión de la afectividad.
Los sentimientos logran, sin embargo, desplegarse para los hombres en ciertas áreas de la vida, de una manera que a las mujeres en general  le resulta insólita, desconcertante e incluso algo impropia.  La poesía “Cómo vas a saber”, atribuida en varios sitios de internet  a  Walter Saavedra, que otros hombres ligados al deporte rebautizaron “Fútbol es un sentimiento, la vida es una pelota”, es una clara muestra de este comportamiento masculino. La poesía comienza con una apuesta a todo o nada:
“Cómo vas a saber lo que es el amor si nunca te hiciste hincha de un club.”
Y luego va describiendo, con comparaciones  la experiencia de un gran abanico de emociones a partir de situaciones  claves de un partido. Así, nos llega a decir:
“Cómo vas a saber lo que es la poesía si jamás tiraste una gambeta.”
Y verso tras verso, va pasando  por  el dolor, el placer, el llanto, la solidaridad, la humillación, la amistad, la xenofobia, el egoísmo , la injusticia, el insomnio, el odio, etc.  Hasta que, en el cierre, apela a la nueva generación:
“Cómo vas a saber lo que es la vida, hijo mío, si nunca, jamás, jugaste a la pelota.”
Sin duda es sorprendente una manifestación de sentimientos tan profunda y apasionada como la que puede despertar un clásico Ríver-Boca, cuando en otras áreas, en la pareja, en la familia, con los amigos, la afectividad masculina parece tener tanta dificultad para expresarse. Tanto en el marco de las consultas terapéuticas como en la vida cotidiana quedan en evidencia las profundas dificultades de los hombres para habilitar la afectividad en los vínculos  con los hijos, en el marco de la pareja, en las relaciones amistosas. También en la relación consigo mismos.
Durante mucho tiempo se consideró que la renuncia a la manifestación de los sentimientos era inherente a la condición masculina. Si bien generaba dolor, soledad y distancia en las relaciones, garantizaba  sostener el ideal correspondiente al modelo dominante y hegemónico para el “macho”. Esa actitud lo hacía valioso a ojos de los demás y de sí mismo.”
hijo mío, si nunca, jamás, jugaste a la pelota.”
Sin duda es sorprendente una manifestación de sentimientos tan profunda y apasionada como la que puede despertar un clásico Ríver-Boca, cuando en otras áreas, en la pareja, en la familia, con los amigos, la afectividad masculina parece tener tanta dificultad para expresarse. Tanto en el marco de las consultas terapéuticas como en la vida cotidiana quedan en evidencia las profundas dificultades de los hombres para habilitar la afectividad en los vínculos  con los hijos, en el marco de la pareja, en las relaciones amistosas. También en la relación consigo mismos.
Durante mucho tiempo se consideró que la renuncia a la manifestación de los sentimientos era inherente a la condición masculina. Si bien generaba dolor, soledad y distancia en las relaciones, garantizaba  sostener el ideal correspondiente al modelo dominante y hegemónico para el “macho”
*Fragmento de la poesía: “Cómo vas a saber”, atribuida en varios sitios de internet  a  Walter Saavedra, que otros hombres ligados al deporte rebautizaron “Fútbol es un sentimiento, la vida es una pelota”. 
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