La importancia de una contención adecuada ante las situaciones traumáticas
Cuando se procesa adecuadamente una acontecimiento, por más doloroso que sea, puede llegar a elaborarse evitando que empañe nuestro presente y opaque nuestro futuro.
“Debemos poder archivar los recuerdos traumáticos”
Las tragedias no discriminan, no seleccionan a sus víctimas. Simplemente se abaten, desde las inconmensurables -tsunamis, terremotos- hasta las que dejan hacer inventarios más o menos ajustados de lo que quedó y de lo que se perdió, ya sean vidas o bienes. En Argentina, hace dos semanas -cuando se cumplía el aniversario de otra desgracia, la Guerra de Malvinas- un diluvio arrasó distintas zonas de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires. ¿Cómo se sobrevive a esos dramas, cómo se superan los duelos por los seres perdidos? Y, además, ¿cómo sobrellevan esas realidades durísimas los especialistas en ayudar a las víctimas a salir del shock, del trauma?
Incidentes críticos
Silvia Bentolila (55) psiquiatra y especialista en estrés y trauma, creadora de la Red Provincial de Salud Mental en Incidente Critico (PROSAMIC), un equipo entrenado para brindar contención en situaciones agudas -algo así como “un SWAT de la salud mental”- le dijo a Clarín Mujer: “Aclaremos que hay una banalización de la palabra estrés: el estrés es una respuesta fisiológica normal a los imputs de la vida”. Algo muy distinto al estrés postraumático, que puede desarollarse como trastorno psíquico por haber vivenciado situaciones muy críticas. Un incidente crítico es una situación que impacta tan fuertemente que puede hacernos sentir amenazados, vulnerados física o psicológicamente. Muchos enfrentamos situaciones de ese tipo y no por eso desarrollamos necesariamente una alteración en nuestra salud mental; se puede atravesar y elaborar el incidente sin traumatizarse. En otros casos, lamentablemente, estas situaciones pueden desencadenar, con el transcurso del tiempo, cuadros como el estrés postraumático, depresión, trastornos de ansiedad, o el abuso de alcohol u otras sustancias. Pero es un error pensar que toda situación crítica es en sí misma traumatizante. Depende en gran medida de cómo se la perciba, de cómo se la pueda elaborar, y en ese sentido juega un rol muy importante la contención temprana que reciban los afectados”.
La realidad fuera de control
“Cuando enfrentamos situaciones en las que la realidad está fuera de nuestro control y percibimos que estamos en peligro -por ejemplo un asalto, un accidente grave, una inundación o un terremoto- tenemos una reacción fisiológica, estrés, mediada por la liberación de hormonas que ponen todo el organismo al servicio de la supervivencia: aumenta la frecuencia de los latidos del corazón como el estado de alerta, entre otras manifestaciones. Se trata de una reacción normal ante una situación anormal. Es una respuesta del organismo ante lo que percibe como una amenaza”. Entonces puede aparecer nerviosismo, ansiedad, confusión, sentimientos de culpa, miedo, impotencia, llanto, ira”.
Tragedias como las de Cromañón, la de Once o el diluvio de hace dos semanas no solo dejan secuelas en las víctimas directas sino también en quienes llegan a socorrerlos. Al principio, psicólogos y psiquiatras asistían directamente a los damnificados. Ahora se procura capacitar preventivamente a los socorristas, policías, bomberos, maestros, enfermeros, emergentólogos y ambulancieros, que son los que llegan en el clímax del caos, para que puedan además de proteger la salud mental de los afectados proteger la suya.
Para contar con estas herramientas se creó PROSAMIC, que depende de la Dirección de Emergencias Sanitarias del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, y que constituye una red de profesionales multidisciplinarios capacitados para actuar en situaciones de catástrofes. “Hay evidencia científica (reconocida por organismos como la Asociación Mundial de la Salud) de que si se tiene presente la protección de la salud mental y la contención psicosocial de los afectados durante el incidente crítico y en la etapa inmediata posterior disminuye el riesgo de padecer los trastornos a los que no referimos antes”, afirma Bentolila.
Historia y factor genético
“Los integrantes de los equipos de intervención no podemos ser testigos y asistir en medio del sufrimiento humano extremo sin estar expuestos al impacto de la situación crítica en nuestra propia salud mental. Nuestro entrenamiento nos ‘enseña’ a disociar la emoción para poder intervenir. Se requieren estrategias para el manejo de nuestro propio estrés disparado durante el desempeño de la tarea, como para después poder reintegrar esa emoción disociada”, dice Bentolila, también a cargo del PASMME, un programa del Distrito III del Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires, que se ocupa de dar atención a médicos afectados en estas situaciones.
No se puede predecir quiénes padecerán estrés postraumático, “pero sabemos que hay al menos tres factores que modulan el impacto de la situación crítica. Por un lado, la personalidad previa, tanto biológica como histórica. Obviamente, hay realidades sociales que nos vuelven más vulnerables. Por otro lado, están las características de la situación extrema vivida. Impactan más las situaciones donde hay un daño producido adrede por otro ser humano, por ejemplo los campos de concentración. Por último, la contención y el apoyo psicosocial que se puede recibir en la situación y posteriormente. Recuerdo que durante los años que trabajé como terapeuta y compañera de los ex combatientes de la Guerra de Malvinas, muchos decían que lo que más los había afectado era el proceso de ‘desmalvinización’ posterior a la guerra. Por lo tanto, hay muchas variables que influyen en que alguien desarrolle o no un estrés postraumático. Afortunadamente, en la referida a la contención y el apoyo, si estamos alertados podemos influir”.
Cuidarse para cuidar
Fuera de las catástrofes, la vida actual es una fábrica de toneladas de estrés diario. Y cada uno, a su manera, busca la forma de aliviar la parte que le toca. En su caso, Bentolila comenta: “Cada uno tiene que armar su propia estrategia para modular el impacto del estrés, para reintegrar esa emoción que quedó disociada a la hora de intervenir, metabolizar su adrenalina y cortisol. Hay infinidad de recursos. Actualmente además de intentar proveerme el tiempo para compartir con mis seres queridos, yo practico Tai-chi, Chi-Kung, meditación, y canto. El arte nos posibilita integrar las emociones que disociamos ¡y nos sana! Personalmente, recomiendo evitar los noticieros al regresar de nuestros trabajos en la emergencia, porque muchas veces vuelven a activar la liberación de las hormonas. Recuerdo que posteriormente al atentado de las Torres Gemelas hicieron un estudio de seguimiento de quiénes habían desarrollado más patología de estrés postraumático y relevaron un altísimo porcentaje en la población que había estado mirando la tragedia por la tele, casi tan elevado como los que habían participado en ella”.
Bentolia completa: “La información fragmentada, las imágenes que siempre muestran el momento agudo de las situaciones, nos dificulta el proceso de integración de los recuerdos al archivo normal de la memoria. Ahí veíamos una y otra vez los aviones entrando en las torres. Necesitamos una narrativa que integre lo sucedido a la historia de nuestra vida y permita darle un comienzo y un cierre a la experiencia extrema para recuperar así la percepción de que nuestra vida vuelve a estar bajo nuestro comando. Cuando se procesa traumáticamente una situación, la herida queda abierta y sangra como si estuviéramos aún reviviéndola en tiempo presente. Porque, aunque no haya ‘final feliz’, necesitamos conocer el proceso para poder cerrarlo y seguir adelante”.
PARA SABER
Incidentes críticos
Silvia Bentolila (55) psiquiatra y especialista en estrés y trauma, creadora de la Red Provincial de Salud Mental en Incidente Critico (PROSAMIC), un equipo entrenado para brindar contención en situaciones agudas -algo así como “un SWAT de la salud mental”- le dijo a Clarín Mujer: “Aclaremos que hay una banalización de la palabra estrés: el estrés es una respuesta fisiológica normal a los imputs de la vida”. Algo muy distinto al estrés postraumático, que puede desarollarse como trastorno psíquico por haber vivenciado situaciones muy críticas. Un incidente crítico es una situación que impacta tan fuertemente que puede hacernos sentir amenazados, vulnerados física o psicológicamente. Muchos enfrentamos situaciones de ese tipo y no por eso desarrollamos necesariamente una alteración en nuestra salud mental; se puede atravesar y elaborar el incidente sin traumatizarse. En otros casos, lamentablemente, estas situaciones pueden desencadenar, con el transcurso del tiempo, cuadros como el estrés postraumático, depresión, trastornos de ansiedad, o el abuso de alcohol u otras sustancias. Pero es un error pensar que toda situación crítica es en sí misma traumatizante. Depende en gran medida de cómo se la perciba, de cómo se la pueda elaborar, y en ese sentido juega un rol muy importante la contención temprana que reciban los afectados”.
La realidad fuera de control
“Cuando enfrentamos situaciones en las que la realidad está fuera de nuestro control y percibimos que estamos en peligro -por ejemplo un asalto, un accidente grave, una inundación o un terremoto- tenemos una reacción fisiológica, estrés, mediada por la liberación de hormonas que ponen todo el organismo al servicio de la supervivencia: aumenta la frecuencia de los latidos del corazón como el estado de alerta, entre otras manifestaciones. Se trata de una reacción normal ante una situación anormal. Es una respuesta del organismo ante lo que percibe como una amenaza”. Entonces puede aparecer nerviosismo, ansiedad, confusión, sentimientos de culpa, miedo, impotencia, llanto, ira”.
Tragedias como las de Cromañón, la de Once o el diluvio de hace dos semanas no solo dejan secuelas en las víctimas directas sino también en quienes llegan a socorrerlos. Al principio, psicólogos y psiquiatras asistían directamente a los damnificados. Ahora se procura capacitar preventivamente a los socorristas, policías, bomberos, maestros, enfermeros, emergentólogos y ambulancieros, que son los que llegan en el clímax del caos, para que puedan además de proteger la salud mental de los afectados proteger la suya.
Para contar con estas herramientas se creó PROSAMIC, que depende de la Dirección de Emergencias Sanitarias del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, y que constituye una red de profesionales multidisciplinarios capacitados para actuar en situaciones de catástrofes. “Hay evidencia científica (reconocida por organismos como la Asociación Mundial de la Salud) de que si se tiene presente la protección de la salud mental y la contención psicosocial de los afectados durante el incidente crítico y en la etapa inmediata posterior disminuye el riesgo de padecer los trastornos a los que no referimos antes”, afirma Bentolila.
Historia y factor genético
“Los integrantes de los equipos de intervención no podemos ser testigos y asistir en medio del sufrimiento humano extremo sin estar expuestos al impacto de la situación crítica en nuestra propia salud mental. Nuestro entrenamiento nos ‘enseña’ a disociar la emoción para poder intervenir. Se requieren estrategias para el manejo de nuestro propio estrés disparado durante el desempeño de la tarea, como para después poder reintegrar esa emoción disociada”, dice Bentolila, también a cargo del PASMME, un programa del Distrito III del Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires, que se ocupa de dar atención a médicos afectados en estas situaciones.
No se puede predecir quiénes padecerán estrés postraumático, “pero sabemos que hay al menos tres factores que modulan el impacto de la situación crítica. Por un lado, la personalidad previa, tanto biológica como histórica. Obviamente, hay realidades sociales que nos vuelven más vulnerables. Por otro lado, están las características de la situación extrema vivida. Impactan más las situaciones donde hay un daño producido adrede por otro ser humano, por ejemplo los campos de concentración. Por último, la contención y el apoyo psicosocial que se puede recibir en la situación y posteriormente. Recuerdo que durante los años que trabajé como terapeuta y compañera de los ex combatientes de la Guerra de Malvinas, muchos decían que lo que más los había afectado era el proceso de ‘desmalvinización’ posterior a la guerra. Por lo tanto, hay muchas variables que influyen en que alguien desarrolle o no un estrés postraumático. Afortunadamente, en la referida a la contención y el apoyo, si estamos alertados podemos influir”.
Cuidarse para cuidar
Fuera de las catástrofes, la vida actual es una fábrica de toneladas de estrés diario. Y cada uno, a su manera, busca la forma de aliviar la parte que le toca. En su caso, Bentolila comenta: “Cada uno tiene que armar su propia estrategia para modular el impacto del estrés, para reintegrar esa emoción que quedó disociada a la hora de intervenir, metabolizar su adrenalina y cortisol. Hay infinidad de recursos. Actualmente además de intentar proveerme el tiempo para compartir con mis seres queridos, yo practico Tai-chi, Chi-Kung, meditación, y canto. El arte nos posibilita integrar las emociones que disociamos ¡y nos sana! Personalmente, recomiendo evitar los noticieros al regresar de nuestros trabajos en la emergencia, porque muchas veces vuelven a activar la liberación de las hormonas. Recuerdo que posteriormente al atentado de las Torres Gemelas hicieron un estudio de seguimiento de quiénes habían desarrollado más patología de estrés postraumático y relevaron un altísimo porcentaje en la población que había estado mirando la tragedia por la tele, casi tan elevado como los que habían participado en ella”.
Bentolia completa: “La información fragmentada, las imágenes que siempre muestran el momento agudo de las situaciones, nos dificulta el proceso de integración de los recuerdos al archivo normal de la memoria. Ahí veíamos una y otra vez los aviones entrando en las torres. Necesitamos una narrativa que integre lo sucedido a la historia de nuestra vida y permita darle un comienzo y un cierre a la experiencia extrema para recuperar así la percepción de que nuestra vida vuelve a estar bajo nuestro comando. Cuando se procesa traumáticamente una situación, la herida queda abierta y sangra como si estuviéramos aún reviviéndola en tiempo presente. Porque, aunque no haya ‘final feliz’, necesitamos conocer el proceso para poder cerrarlo y seguir adelante”.
PARA SABER
Síntomas de estrés post traumático:
1) Se notan cambios importantes en el modo de actuar de la víctima.
2) El malestar le impide realizar las tareas habituales (trabajar, cuidar de los hijos, etc.).
3) Apela al uso de drogas o alcohol.
4) No duerme por las pesadillas ni deja de pensar permanentemente en lo ocurrido.
5) Pierde la capacidad de disfrutar.
6) Exhibe reacciones severas, retraimiento social extremo o una negación absoluta de lo ocurrido.
Consejos básicos:
Dialogar y compartir sentimientos. Permitir sentirse mal (deprimido o indiferente), para poder elaborar lo vivido con el paso del tiempo. Hacer ejercicios físicos suaves y alimentarse en forma sana. Organizar el tiempo y mantenerse ocupado. Regresar lo antes posible a las rutinas diarias. Hacer cosas gratificantes para sentirse útil y solidario.
Fuente: PROSAMIC (la Red Provincial de Salud Mental surgió como consecuencia de la tragedia de Cromañón).
Publicado en Clarín Mujer – 12-04-2013
1) Se notan cambios importantes en el modo de actuar de la víctima.
2) El malestar le impide realizar las tareas habituales (trabajar, cuidar de los hijos, etc.).
3) Apela al uso de drogas o alcohol.
4) No duerme por las pesadillas ni deja de pensar permanentemente en lo ocurrido.
5) Pierde la capacidad de disfrutar.
6) Exhibe reacciones severas, retraimiento social extremo o una negación absoluta de lo ocurrido.
Consejos básicos:
Dialogar y compartir sentimientos. Permitir sentirse mal (deprimido o indiferente), para poder elaborar lo vivido con el paso del tiempo. Hacer ejercicios físicos suaves y alimentarse en forma sana. Organizar el tiempo y mantenerse ocupado. Regresar lo antes posible a las rutinas diarias. Hacer cosas gratificantes para sentirse útil y solidario.
Fuente: PROSAMIC (la Red Provincial de Salud Mental surgió como consecuencia de la tragedia de Cromañón).
Publicado en Clarín Mujer – 12-04-2013