Poesías

Nadie

Nadie alcanza la meta con un solo intento,
ni perfecciona la vida
con una sola rectificación,
ni alcanza altura con un solo vuelo.
Nadie camina la vida sin haber
pisado en falso muchas veces.
Nadie recoge cosechas sin probar muchos sabores,
enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones,
ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad,
ni llega al puerto sin remar muchas veces.
Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas,
ni recoge rosas sin sentir sus espinas.
Nadie hace obras
sin martillar sobre su edificio,
ni cultiva amistad sin renunciar a si mismo.
Nadie llega a la otra orilla
sin haber ido haciendo puentes para pasar.
Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad.
Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces
que perseguía un imposible.
Nadie reconoce la oportunidad hasta que
esta pasa por su lado y la deja ir.
Nadie debe vivir sin cambiar,
ver cosas nuevas,
experimentar otras sensaciones,
y tener la capacidad de corregir sus errores.
Nadie tiene el derecho de consumir
el amor o la amistad de las personas
si uno mismo no la produce.
Nadie puede intercambiar un apretón
de manos con el puño cerrado.
Autor Anónimo

Imagen: Sebastián Autilio
Enviado por Adriana
[facebook_ilike]

Un comentario en «Nadie»

  • Guillermo, me ha encantado el poema llamado «NADIE». No sé casi que comentar porque lo dice todo muy clarito. «Nadie alcanza la meta con un solo intento ni perfecciona la vida con una sola rectificación» Esto se parece muchísimo a una frase que me envió que dice: «ensayar y fallar es por lo menos aprender». ¿Cómo vamos a alcanzar la meta con un solo intento?. Imposible. Hay que intentar, después caer, volver a intentar … muchas veces para poder llegar a una meta. Lo mismo pasa con la perfección. Si la queremos alcanzar no basta con una sola rectificación. Eso sería muy fácil y la perfección es casi imposible, por no decir imposible. Es necesario que rectifiquemos constantamente para así poco a poco ser cada vez más perfectos.
    Del resto, me ha llamado la atención el trozo que dice que nadie cultiva amistad sin renunciar a sí mismo. Estoy totalmente de acuerdo. Si dos personas quieren tener una amistad las dos no pueden tener la razón. Una de ellas ha de renunciar su propia razón y callarse, saber dialogar etc… Hay que aprender a renunciar a uno mismo. Es la única formade mantener y crecer una amistad. Nos tenemos que negar muchas veces sinó rápidamente entraríamos en discusión.
    También me ha gustado la frase «Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad». Es verdaderamente cierto. ¿Cómo nos atrevemos a juzgar a alguien si no sabemos si nosotros cojeamos del mismo pie?, ¿Cómo nos atrevemos a juzgar si no sabeos cuáles son nuestros errores, que puede ser peores del que estamos juzgando? Tenemos que autoconocernos primero y luego ya veríamos si podríamos juzgar a alguien o no. Es muy bonita esta frase: «Nadie puede juzgar sin conocer su propia debilidad».
    Todo el poema en sí es maravilloso. Todo lo que dice es una pura realidad. Estoy de acuerdo con usted, Guillermo.
    Un fuerte abrazo,
    Ana Mª Taboada Jiménez

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *