Belleza y verdad son inseparables en el arte
“La Unica” llama Paul Auster a su mujer, la escritora Siri Hustvedt, en Diario de invierno (Anagrama), memorias escritas en segunda persona para poder tratarse “como a un extraño íntimo”.
Llevan juntos 34 de los 65 años que el autor, traductor y cineasta tiene en la piel. Son padres de Sophie, compositora y cantante, a quien Auster menciona cuando pregunto por su idea de belleza: “Se da cuando el artista toca algo profundamente humano que nos arrastra con la emoción de una verdad ganada. Belleza y verdad son inseparables en el arte. Pero hay bellezas de todo tipo.
Hay una belleza cruda, áspera y una pulida. Sophie tiene una voz hermosa pero en una de sus nuevas canciones, hacia el final, inesperadamente, deja que su voz se quiebre como en un graznido. Me pareció tan audaz: sonar mal con el propósito de sentar un postulado emocional. Eso también es belleza”. Daniel, hijo de su matrimonio anterior, es una presencia fortísima en La invención de la soledad (1982), su primer libro en prosa, un texto desgarrador e indispensable que escribió tras la muerte de su padre. “No creo que haya un solo ser humano que haya atravesado la vida intacto, sin ninguna cicatriz; es imposible”, dice ahora sobre riesgos e intemperies.
Al morir su madre, la pena le costó un ataque de pánico: “Mi cuerpo gritó por mí. Las personas que pueden llorar están en mejor situación.
Son más capaces de soltarse. Yo siempre me contengo.” Auster nació en Nueva Jersey pero eligió Nueva York en 1974. Escribe a mano y pasa sus textos en una Olympia portátil que compró usada ese mismo año. Como poeta, Emily Dickinson es su mayor influencia: “No se sabe de qué habla pero tiene una fuerza emocional tremenda; su poesía es música”, opina. Acaba de terminar otro libro autobiográfico – Report from the Interior – y prepara uno de cartas con su amigo “nobelizado”, John Coetzee. Aún usa la palabra “utopía”. La suya –“una esperanza”– se viste de continuidad: “Si Obama no gana las presidenciales en noviembre, estamos en problemas. Los republicanos son idiotas, hipócritas y mentirosos. Y lo que tienen para ofrecer a los Estados Unidos es cero: nada de nada.”
Publicado en C L A R I N 30/09/2012