Fieles a esta radical novedad
Fieles a esta radical novedad por el Lic. Guillermo Augusto VilasecaArtículo publicado en la Revista del Observatorio Social N° 47 Las políticas sociales en perspectivahttps://www.observatoriosocial.com.ar/publicaciones/revista-del-observatorio/revistas/409-47-las-politicas-sociales-en-perspectiva
Estamos en una situación que compromete a la humanidad toda, aunque cada uno se encuentre ante ella en diferentes condiciones y en circunstancias peculiares de su vida personal, de relación, en un hábitat diferente, con recursos distintos tanto a nivel vital, vincular, económico, emocional, social, etc. Hace ya varias décadas que se ha ido instalando el proceso de globalización. La velocidad creciente imprimió un ritmo nuevo a todos los aspectos de la vida. El devenir se torna incontenible, intolerable y fascinante. Lo bautizamos en término de “realidad líquida” (Zygmunt Bauman) y tratamos de entender cómo nos cambia la vida cotidiana, esta dinámica, a la cual muchas veces nuestros cuerpos nos dicen: Así no! Los organismos de salud de los diferentes países ponen en evidencia una profunda contradicción. Por un lado, el avance de la ciencia y la tecnología nos dan la posibilidad de un promedio de vida asombrosamente mayor a lo esperado. Por otro, esos mismos sistemas de salud, en general, muestran un estado que los lleva a la situación de tener que declarar la emergencia sanitaria. ¿Descubrimiento? ¿Revelación? ¿Para cuidarnos necesitamos cuidar al otro? ¿Qué era eso de la solidaridad y la reciprocidad? Sin duda fue perdiendo brillo ante el avance del individualismo y el sálvese quien pueda. Todos nos tornamos una amenaza para todos. Cualquiera puede ser portador y contagiar. Qué logra hacer cada cual con este momento es asombrosamente variable. Resulta interesante la cantidad de versiones humorísticas que circulan por los medios digitales haciéndose eco de diferentes aspectos de esta situación. Seguimos jugando y haciendo humor un recurso siempre valioso para tratar de digerir los aspectos incómodos de la vida. Lo cierto es que estamos en una sociedad atravesada por más angustias persecutorias y más miedo que el ya instalado por la inseguridad, la caída de las torres gemelas, la desigualdad, etc. Entonces, desde esta perspectiva sabemos que: • Una población general en cuarentena, con miedo a enfermarse, a ser transmisor del virus. A pasar a un estado de internación con mayor aislamiento y riesgo de vida, a padecer otro problema de salud agravado por la emergencia sanitaria en donde predomina un estado de incertidumbre y angustia que cada cual logra tramitar de acuerdo con su ecuación psicológica. A veces negando, otras con enojo, en oportunidades con tristeza, afrontando y negociando el vínculo creativo que cada quien puede en cada circunstancia. • Los agentes de salud que están en la trinchera tienen contacto directo tanto con los enfermos como con las instalaciones donde se llevan a cabo los procesos de asistencia. Difícilmente pueden eludir los temores a enfermarse y ser vehículo de contagio. Los protocolos de seguridad complican notoriamente su cotidianeidad en aras de su cuidado. Tienen que lidiar con la incomodidad, el cansancio, la impotencia, el dolor de contactar con el sufrimiento, etc. Este conjunto de sensaciones tiende a erosionar su sensibilidad, elevar los niveles de susceptibilidad y disminuir la disponibilidad empática tanto a nivel profesional como en la vida en general. • En otra línea tenemos a los agentes de las llamadas actividades esenciales, si bien no tienen que estar en contacto directo con los enfermos, tienen proximidad con otras personas. No pueden más que usar los tapabocas, barbijos, máscaras y esperar el uso responsable de los mismos por parte de las personas que interaccionen con ellos. También enfrentan los temores a enfermarse y ser vehículo de contagio. Experimentan el estrés cotidiano de sentirse expuestos. Igual que los agentes de salud son percibidos como necesarios, imprescindibles y al mismo tiempo soportan el recelo de poder ser portadores. ¿Qué pasa en la subjetividad de todos nosotros cuando tenemos que aceptar ser potenciales portadores del virus aún sin saberlo? La condición de portador asintomático nos convierte en peligrosos para los otros, aunque nos necesitemos mutuamente. ¿Cómo cuidarnos, cómo vincularnos? ¿Qué estilos de cuidado son aceptados como tales y cuáles parecería que hasta pueden incomodar? La humanidad toda venía desarrollando una dinámica donde no estábamos todos bien y no lográbamos cambiar el rumbo de la sociedad hacia una convivencia con dignidad para todos, pero en cierta manera, se había naturalizado una cierta cotidianeidad. Para todos es asombroso que un virus desestabilice y cuestione, sin apelaciones posibles, la manera en que estábamos viviendo. Me parece oportuno detenernos para pensar que al parecer hoy habría que cuidar especialmente a los que tiene más riesgo de muerte si se contagian. Me refiero a los adultos mayores. Esa especial franja poblacional que en general coincide con los jubilados. Un grupo que ha crecido en cantidad gracias a los avances de la medicina y la tecnología. La misma que ha quedado desprotegida ante el denominado quiebre del sistema jubilatorio que no siempre le ha garantizado estar cuidada sino todo lo contrario. Sumados a los temores de la población general aparece, más nítidamente, el temor a la muerte. En algunos surge la incomodidad frente a los cuidados que aparecen como imposiciones extremas y en otros aparece la sensación de agradecimiento. Sin duda a todos los pone ante la necesidad de reconocer los años que tienen, aunque muchas veces se hayan olvidado su fecha de nacimiento. Cada cual tiene que ajustar la evaluación de sus vulnerabilidades. Estos efectos secundarios requieren ser tenidos en cuenta para acompañar adecuadamente. Considerando que una buena política social consiste en contribuir a que las personas puedan desarrollar sus potencialidades para poder imaginar y construir un proyecto de vida, el desafío hoy, en el marco de la palpable incertidumbre imperante lo podemos formular como: “CUIDAR Y CUIDARNOS SIN DEJAR DE VINCULARNOS” Para tratar de entender la situación actual me parece interesante retomar el concepto de acontecimiento tomado de “Batallas Éticas” Ediciones Nueva Visión. 1995 BADIOU Alan., ABRAHAM T., RORTY R.: “Es descrito como un acto que surge de manera inesperada. Implica una novedad radical, es una ruptura en la cual ya lo anterior no puede sostenerse tal cual era. Surge de una situación, pero desde ella misma no es calculable, no viene de un encadenamiento de hechos de los cuales se espera un desenlace determinado, remite más bien a los posibles de la situación. Surge desde algún vacío que toda situación tiene, pero queda fuera de las leyes regulares de la misma. Nombra el vacío en tanto nombra lo no sabido. Se nombran dos dimensiones desde las cuales los acontecimientos profundizan su significación y trascendencia: fidelidad y verdad. La fidelidad reside en la decisión y el coraje de extraer todas las consecuencias que produce un acontecimiento, ser fiel a esa radical novedad, no desentenderse de ella. Implica moverse en la situación según el acontecimiento, que, al estar fuera de las leyes previas, obliga a inventar una nueva manera de ser y de actuar. Se denomina verdad al proceso real que esa fidelidad produce en la situación. El proceso de verdad es un agujero en los saberes instituidos. Ante el vacío producido por una verdad, el sujeto es afectado de angustia o terror, reapropiables por el coraje”. En tiempos de transformaciones vertiginosas, trabajar las vulnerabilidades que surgen en cada uno permite fortalecer la confianza y encontrar el coraje. Apoyarse en los vínculos con los otros, identificando el camino propio, para cada uno, habilita gestar y sostener proyectos, planificar la esperanza y apropiarnos de la plenitud vital comprometidos con la espontaneidad y la creatividad en búsqueda de la dignidad de todos y cada uno. Recuperar las prácticas grupales fructíferas, aún virtuales, permite la reapropiación del sentido de la solidaridad y, en ese camino, aportar al cuidado del tejido social. Entonces ¿Cómo hacemos? ¿Qué camino elegimos? ¿Qué población atendemos prioritariamente sabiendo que todos necesitan apoyo y aportes para afrontar esta situación de crisis? Pues bien, considero que la prioridad es sostener a quienes están actuando en el frente con la enorme responsabilidad cotidiana que esto implica. Ellos además necesitan seguir con curiosidad sus prácticas en pos de posibles descubrimientos que hagan entendible el accionar del virus. Haciendo inteligencia como diría Fernando Ulloa. Será fundamental para poder realizar aprendizajes que nos permita saltos cualitativos para crear modelos de abordaje acordes a la peculiaridad de este virus. ¿Cómo? Dedicándoles atención y ofreciéndoles una escucha activa respecto a lo que les pasa con su quehacer. Ayudarlos a “sacar a pasear la procesión que va por dentro” y que puede ser tan corrosiva como el virus si no se la reconoce y se desenmascara a los fantasmas. Los profesionales de la salud psicológica se han formado para saber escuchar, acompañar y aportar herramientas para afrontar situaciones traumáticas. El baúl de primero auxilios psicológicos tiene infinitos recursos que se adaptan más a unos que a otros. Están disponibles recursos que han demostrado eficacia en ocasiones anteriores. Ponerse en los zapatos del otro es un entrenamiento que permite no quedar solo con el punto de vista propio, sino establecer un vínculo empático que facilite elegir la manera más adecuada de acompañar a cada cual y de buscar los recursos más ajustados a sus características personales. Privilegiar la escucha desde una perspectiva que implique estar centrado en la peculiaridad de cada cual permite aceptar la diversidad de resonancias desde una perspectiva inclusiva que contribuya al enriquecimiento colectivo. No necesitamos héroes ni mártires sino cooperación, solidaridad, compromiso, reciprocidad, buen trato, cariño, amor, amistad, y todos los otros condimentos que quieras incluir para contribuir a un mundo diverso, inclusivo donde la dignidad sea para todos.
Guillermo Augusto Vilaseca Psicólogo de la Universidad de Buenos Aires, Psicodramatista, Psicólogo Social, Terapeuta EMDR y Profesor de Matemática, Física y Cosmografía. Fue Presidente en la Sociedad Argentina de Psicodrama. Su interés en el desarrollo permanente de las personas lo ha llevado a Investigar y crear en áreas sensibles como: estrés post traumático;burn out; estrés laboral; dispositivos transdisciplinarios de supervisión; talleres de varones; grupos de entrenamiento en estrategias de cambio y dispositivos de reinserción profesional además de su práctica clínica cotidiana con adultos. Se desempeño como maestro en escuelas primarias, profesor en instituciones secundarias como terciarias y dictó cátedras en Universidades. Dirige los sitios web: www.guillermovilaseca.com.ar www.varones.com.ar www.clinicasgrupales.com.ar Su pasión por la investigación, el intercambio y la actualización permanente lo han llevado a participar asiduamente de congresos, seminarios y cursos tanto nacionales como internacionales. Mail guillermovilaseca@gmail.com