Algunas reflexiones después del encuentro "Varones y mujeres de la protesta a la propuesta", convocado por el Colegio de Técnicos de la Provincia de Buenos Aires Distrito 6to. realizado en Bahía Blanca el 3 de noviembre de 2016.
En el encuentro partimos de considerar:
- En qué medida la idea de la media naranja empobrece los vínculos.
- Cómo quedan invisibilizados aspectos de cada uno de los miembros de la pareja que no se corresponden con el modelo patriarcal.
- Las quejas que se generan en la vida cotidiana de las parejas
Se suele escuchar que los varones somos simples y las mujeres complicadas.
Sin duda son simplificaciones que apuntan a distorsionar las dificultades para afrontar los conflictos en el vínculo varón mujer que si bien tiene ciertas complicaciones también ofrece muchas gratificaciones por lo que solemos reincidir insistentemente en juntarnos.
Reflexionar sobre las masculinidades y las femeneidades apunta justamente a desplegar las peculiaridades de la psicología del varón y de la mujer en el entramado de sus vínculos.
Replantear los roles heredados del modelo patriarcal requiere revisar cuestiones como: los hombres no lloran, son la mitad que complementa a la mujer, llegaron a este mundo solo para ser proveedores, no saben hablar, son discapacitados emocionales, etc., así como que las mujeres están dominadas por las hormonas, nacieron para ser madres, pueden hacer muchas cosas a la vez, etc.
Tanto mujeres como varones somos únicos y diferentes pero todos estamos sujetos al misterio de la vida, por eso los ciclos vitales nos sorprenden, conmueven, alegran, estremecen y nos llenan de felicidad.
Reconocer la tensión que genera en la actualidad protagonizar la metamorfosis del patriarcado nos confronta a muchas situaciones que tienen que ver con los modelos aprendidos y asumidos casi sin darnos cuenta en el hogar de nuestra familia de origen.
Es en la vida cotidiana de cada uno de nosotros, en las parejas y las familias donde afloran día a día las contradicciones. La mismas contribuyen más de una vez a generan quejas, reclamos y protestas mutuas en vez de habilitar la inter dependencia.
Poder observar estos modelos desde una mirada crítica de la vida cotidiana nos puede ayudar a darnos cuenta que son actitudes automáticas, reflejas y que todavía no han pasado por el filtro del replanteo que nos abre la puerta a la elección, la propuesta y la libertad para la construcción de un modelo de vida acorde a las circunstancias actuales.
Así aflora el profundo placer de habilitar para nosotros y nuestros vínculos significativos posibilidades que tal vez eran imposibles de concebir para nuestros abuelos.
En el camino de consolidar la creación de un mundo mejor, con relaciones igualitarias e inclusivas nos encontramos con el desafío que produce cambiar lo que está grabado en nuestro interior desde nuestra infancia.
Protagonizar la metamorfosis del patriarcado nos permite asumirnos, tanto a mujeres como a varones, en protagonistas de cambios que ponen en evidencia que los viejos modelos no han perdido su existencia y los nuevos no han terminado de consolidarse.