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Querido Tato

TatoQuerido Tato,
Muchas veces nos alentaste a escribir. Lo que pensábamos respecto de la realidad cotidiana, de la práctica profesional y también de nuestras ocurrencias.
La creatividad comprometida con uno mismo y con la comunidad siempre era el subtexto, y permanentemente apostando a la espontaneidad: “escribí de una, déjate llevar por la emoción, la pasión y el compromiso” repetías incansable y lo ponías en acto en tus textos.
Desde nuestros primeros encuentros me enseñaste a descubrir los personales latentes que están en potencia en nosotros y que necesitan las circunstancias adecuadas para emerger, tomar consistencia y enriquecer nuestro ser en el mundo.
En esa época vos volvías del exilio y yo salía del incilio cargando la trágica muerte de mi padre.
No sólo me cobijaste en el grupo sino que más de una vez caminamos por las veredas de Buenos Aires mientras me contabas anécdotas » fui a escuchar el recital de mi hijo y en la entrada no me dejaban pasar a pesar de que invocaba ser Tato Pavlovsky, cuando se me ocurrió decir que era el padre del músico me abrieron la puerta al recital y a un mundo donde mi condición como padre estaba por delante de mi auto imagen de Psiquiatra, Psicodramatista, Actor y todo lo que se te ocurra” me decías compartiendo y acompañando en el proceso de aceptar los ciclos de la vida.
Trabajamos intensamente por la difusión y los aportes del psicodrama a la comunidad al crear y sostener la Sociedad Argentina de Psicodrama.
Al recibir la noticia de que te habías ido me fui a nadar recordando los diversos relatos de tu vínculo con la natación y nadé sin parar hasta agotarme mientras evocaba escenas, diálogos, circunstancias, que repentinamente se hacían presentes en mi memoria.
Pasé a despedirme y me encontré con muchos compañeros de ruta conmovidos, dolidos y tristes por tu partida y tan contentos por haber tenido la suerte de conocerte como yo y por haber compartido codo a codo en alguna de las diversas áreas en que te desplegaste.
Muchas gracias por tu generosidad y tu cariño.
Guillermo

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