Los inspiradores pasos de Tomás Fischl
«Caminar es despejarse y despojarse, dejar de lado los surcos cotidianos, salir al mundo, dejar algunos objetos con los que te sentís seguro en la ciudad. ¡No es sólo mover las gambas , es una actitud!» Así se entusiasmaba Tomás Fischl al compartir sus reflexiones sobre el arte al que consagró una buena porción de su abundante energía, especialmente durante las últimas tres décadas.
La cita es de una entrevista publicada cuatro años atrás en la nacion, en la que Tommy, como lo conocían sus compañeros de ruta, presentaba Gerontrek, un grupo de peregrinos promediando los 60 años, con sentido de la aventura para los viajes y del humor para los nombres.
Ingeniero, psicoanalista (voluntario en El Bancadero, ONG orientada a la asistencia psicológica grupal), dueño de Patio Alto, uno de los hoteles más lindos de Tilcara, Fischl amaba caminar. Lo había descubierto en solitario al cruzar a pie las Altas Cumbres cordobesas. Pero pronto comenzó a repetir la travesía hasta cuatro veces al año con más gente.
Así, invitando amigos y amigos de amigos, muchos sin experiencia, armó Gerontrek, club andariego y ecléctico (parejas, solos, empresarios, profesionales, artistas; «nos gustan las mezclas», decía, impetuoso y divertido). No tardaron en explorar juntos también Jujuy, Sierra de la Ventana, Bolivia, Ecuador, los Pirineros y los Alpes.
Dos semanas atrás, el Comandante, como también lo llamaban por un natural liderazgo -del que por momentos renegaba-, estaba con otros quince Gerontrek a punto de repetir aquel ritual de las Altas Cumbres. Allí se sintió mal y debió volver a Buenos Aires, donde fue internado y falleció a los pocos días.
«No por nada le decíamos Comandante -lo recuerda Michèle Utard, una de las Gerontrekkers-. Era muy vital, la verdad es que nos arrastraba un poco a todos. Y era muy generoso. Si antes de un viaje alguien le decía que tenía alguna dificultad económica para participar, enseguida le contestaba: ¡Eso no es un tema, no me vengas con excusas! «
A pesar del nombre Gerontrek, Fischl no hablaba de trekking, sino de salir a caminar . Aunque con esos términos simples, casuales, propios de un par de vueltas a la manzana, se refiriera a una semana por la montaña, andando seis horas diarias y durmiendo en carpa.
«El grupo, el ritmo personal, la respiración, el entorno: todo se convierte en una misma música -explicó una vez, recién llegado en su bicicleta a la redacción de la nacion-. La meta no es más que un buen pretexto para estar atentos a cada instante. Cada cual va tomándose su tiempo…, en vez de ser tomado por él.»
Gerontrek tenía previsto para el 26 de diciembre un nuevo viaje por la Patagonia, que de todos modos se llevará adelante. «No lo podemos decepcionar, aunque el grupo esté triste. Tommy cambió parte de nuestras vidas y nos enseñó a gozar de la naturaleza», asegura Mónica Naftal, otra de las caminantes.
Sus amigos no dudan de que la próxima caminata será el mejor homenaje posible para el Comandante Fischl, que alguna vez dijo: «Quizá los mejores senderos sean aquellos con marcas de generaciones de caminantes. Serán nuestras pisadas también las que continúen dibujando el camino».
Escrito por Daniel Flores
Publicado en L A N A C I O N