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No sabemos pedir auxilio

Reportaje realizado por Camilo Sánchez publicado en el Diario Página 12 sobre los Grupos de reflexión entre varones.
El amplio abanico profesional del licenciado en psicología Guillermo Vilaseca -casado, dos hijas-, ex presidente de la Sociedad Argentina de Psicodrama, por propia decisión viene centrándose en los últimos años.
«Quieró abocarme cada vez más a trabajar sobre los grupos de reflexión de varones que se piensan a sí mismos». dice de entrada. Y enseguida aporta un dato, que resulta decididamente efectivo. «Según las estadísticas, de cada siete personas menores de entre 10 y 19 años que mueren ahogádas, seis son varones. El varón debe arriesgar, ése fue desde siempre el mensaje, ése fue desde siempre el mensaje social. Y resulta que no sabemos pedir auxilio»
-¿Cuál es el objetivo de formar grupos de varones para discutir sus cuestiones?
-Hace doce años, la cosa fue casi espontánea. Hoy se pueden ver algunos fundamentos. En principio, este cambio de roles que se ha generado para la mujer ha resultado positivo, en cambio -en su intimidad- muchos hombres sienteb un detrimento de su rol, de su posición. Y no se visualizan en forma clara las posibilidades de esta ruptura de estructuras. Aún es ferte el temao a que ser más sensible acarree una pérdida de firmeza.
-¿Qué ha ganado y qué ha perdido el varón con estos cambios?
-Me cuesta verlo en esos términos que son tan masculinos, justamente. Hay un alivio, de todas formas, de ya no ver la familia como algo que se sostiene de manera exclusiva, ganamos en sensibilidad, afectividad, en la posibilidad de conectamos más profundamente con nuestras necesidades y deseos. Lo que parece que se recorta es el espacio de poder, de decisión, pero hay que ver si esto, por otro lado, no puede generamos una distensión a favor nuestro. El hombre, se sabe, ha tenido una perspectiva de vida varios años menor a la de la mujer. La exigencia genera patologías físicas muchas veces irreversibles.
-¿Cómo se evita esa exigencia en los grupos?
-Es justamente sobre lo que hay que trabajar somos hombres criados por mujeres y el diálogo entre varones es de acuerdo cómo nos fue enseñado por la madre, la maestra, la profesora. En general, con un amigo puede existir intimidad y confesión, pero cuando somos más de tres es fácil de ver, aparece la cargada, el verdugrueo, la búsqueda por encontrar un punto para hacer blanco de bromas.
-Hace doce años convocó, con David Szyniac, el primer grupo de reflexión sobre la masculinidad, ¿Qué diferencias nota ahora respecto de quellos primeros tiempos?
-Lo primero es que se acercaron muchos más. Lo segundo es que no hay que convencerlos de nada. Estarnos aprendiendo a ver que el otro no es sólo alguien para competir o rivalizar, que podemos pedir ayuda y que no somos menos hombres por eso.
Imagen: del artista plástico Pablo Flaiszman

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