ArtículosGeneralStress

¿Se pueden cambiar los recuerdos?

A veces el cerebro logra que la vida nos duela menos
En la canción famosa, Serrat dice como una máxima sobre los seres humanos que nada ni nadie nos puede impedir el sufrimiento . Todos pasamos, en menor o mayor medida, por instancias dolorosas en nuestras vidas. Eso, también irremediablemente, genera recuerdos difíciles que se almacenan en nuestra mente.
La mayoría de nosotros somos capaces de convivir con estas memorias, pero algunas personas que experimentaron traumas súbitos o que han sufrido situaciones de maltrato emocional sostenido durante momentos tempranos de sus vidas pueden llegar a sufrir en forma prolongada como consecuencia de esas vivencias. Dolencias como el trastorno de estrés post-traumático, en el primer caso, o la depresión , en el segundo caso, tienen que ver con esas experiencias y, por lo tanto, con el modo en que nuestra memoria alberga los recuerdos emocionales .
El trabajo de neurocientíficos permite comprender cómo se forman las memorias en diferentes etapas y esos trabajos son relevantes para entender las afecciones emocionales y su tratamiento. Sabemos que la conformación inicial de un recuerdo depende del denominado proceso de consolidación de la memoria . Esto es, cada vez que se forma un recuerdo, el cerebro empieza a convertir una memoria temporal en una memoria a largo plazo con el fin de utilizar esa memoria en algún momento en el futuro.
Al comienzo, cuando uno experimenta algo, el recuerdo es inestable durante algunas horas, hasta que se estabiliza por la síntesis de proteínas en el cerebro. Esas proteínas estabilizan las conexiones sinápticas (entre neuronas) en el cerebro y la próxima vez que el estímulo recorra esas vías cerebrales, la estabilización de las conexiones permitirá que la memoria se active. Cuando uno tiene un recuerdo almacenado en su cerebro y se expone a un estímulo que se relaciona con aquel evento, va a reactivar el recuerdo y a volverlo inestable nuevamente por un período corto de tiempo (un par de horas), para volver a guardarlo luego y fijarlo nuevamente en un proceso llamado “reconsolidación de la memoria”.
La evidencia científica indica que cada vez que recuperamos una memoria de un hecho, ésta se hace inestable permitiendo la incorporación de nueva información . Cuando almacenamos nuevamente esta memoria como una nueva memoria, contiene información adicional al evento original . Esas nuevas instancias permiten abrir ventanas para cambiar la manera en que un recuerdo traumático está conformado y las reacciones emocionales que lo acompañan.
Por ejemplo, cuando un paciente que sufre un trastorno de estrés postraumático evoca, con ayuda de un terapeuta y en un contexto seguro, los recuerdos de la situación vivida, para poder atenuar progresivamente las reacciones emocionales intensas que acompañan el recuerdo, está trabajando sobre la reconsolidación de esa memoria. O cuando un paciente con una depresión puede cambiar en la psicoterapia el modo en que interpreta ciertos eventos de su vida, cambiando los significados atribuidos, está agregando información adicional o diferente a la que estaba ya almacenada y que realimentaba el sufrimiento una y otra vez.
Evocar nuestros recuerdos perturbadores y revisarlos de un modo sistemático es uno de los tantos modos en que nuestro cerebro puede cambiarse a sí mismo . Las capacidades excepcionales del cerebro y la memoria humana nos permiten trasladar cierto sufrimiento vivido desde un perturbador y continuo presente a un pasado simple que, en lugar de doler, nos sirva para ser más sabios en el futuro.
Publicado en C L A R I N el 08/05/11.
Escrito por Facundo Manes, NEUROLOGO – Director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Presidente del Grupo de Investigación en Neurología Cognitiva de la Federación Mundial de Neurología.
Imagen: tonorama.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *