Doble: Intervenciones del Coordinador en Psicodrama
Doble: Es una técnica difícil, quizás la que exija mayor conexión entre protagonista y yo-auxiliar, pues busca poner en evidencia elementos no expresados por la persona. Inicia un diálogo interno con éste y debe cuidar no sobreactuar y no invadir al protagonista, siendo como un apéndice de éste, que realimente el desempeño del rol. Puede inducir a la descarga emotiva reprimida, o levar a reflexionar sobre las motivaciones de su conducta, etcétera.
Se puede sugerir direcciones al yo-auxiliar, antes de iniciar la dramatización o durante la dramatización, dirigiéndose explícitamente y dándole indicaciones como si fuera el propio protagonista.
El doble puede ser retirado al hacer un cambio de roles o puede permanecer reforzando el desempeño del otro yo-auxiliar que toma el rol del protagonista.
En algunos momentos puede usarse la técnica de dobles múltiples, sobre todo cuando se hace necesario enfatizar ambivalencias. En el caso de personas que se bloquean por presiones internas contradictorias, éstas se pueden evidenciar colocando dos dobles, donde cada uno expresa uno de los sentimientos en pugna. De allí se puede pasar a la dramatización de la lucha donde la persona deberá decidir activamente sobre la conducta que asumirá.
Es importante que el doble no lo sea sólo verbalmente sino que reproduzca todas las actitudes corporales del protagonista, siguiendo y reproduciendo sus gestos. Esto no sólo es importante para que el protagonista sienta que está consigo mismo, sino para que el propio yo-auxiliar entre profundamente y se identifique con el protagonista. El yo auxiliar que no reproduce corporalmente la persona, corre peligro de quedar afuera interviniendo sólo intelectualmente.
Para esto es también necesario que el yo-auxiliar tenga el caldeamiento apropiado. No puede simplemente subir al escenario inmediatamente sino que necesita un tiempo adecuado para comenzar, entrar en rol primero corporalmente y recién cuando se sienta en rol, comenzar a doblar verbalmente al protagonista.
Cuando la persona esté reprimiendo sus sentimiento fuertemente, se puede introducir un cambio en la técnica: en vez de reproducir las actitudes corporales del protagonista, puede corporizar la represión tomando fuertemente al protagonista por los brazos para que viva externamente lo que ocurre internamente. Muchas veces esto permite expresar lo que hasta entonces no había sido posible.
El doble es la externalización de un proceso interno, por lo tanto los demás actores no deben tener en cuenta su presencia durante la dramatización. Resumiendo, la técnica del doble implica un pasaje por cuatro etapas: 1) fase de caldeamiento del yo-auxiliar para el desempeño de la técnica; 2) fase de imitación; el yo-auxiliar deberá reproducir verbal y corporalmente lo expresado por el protagonista como una forma de tomar contacto con él -hasta aquí la técnica se asemeja a la del espejo-; 3) fase de cuestionamiento: el yo-auxiliar comienza a introducir, a la manera de preguntas, dudas sobre la veracidad de lo que el protagonista está manifestando en la acción. Ej.: «¿No será yo el equivocado?» o «¿será todo culpa de él?»; 4) fase de estimulación: realimentado o rectificado por la respuesta del protagonista a la fase anterior, comienza a expresar los sentimientos subyacentes y reprimidos. En este momento ya puede abandonar la posición corporal imitativa, para asumir la correspondiente al afecto real. Una vez concluida esta fase, y estando el protagonista expresando por sí mismo todo los contenidos que realmente siente, el doble habrá cumplido su objetivo y deberá retirarse del escenario. Es interesante aclarar que estas fases pueden no cumplirse en formas sucesivas, sino que a veces se hace necesario retroceder de la 3) ó 4) a la 2) para rectificar el camino.
Artículo completo publicado por Lic. Guillermo Vilaseca en Clínicas Grupales