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Una Clínica Grupal Psicodramática templada en tiempos de crisis

A pedido de algunos lectores, publicamos el artítulo completo.
Queremos compartir este artículo que ha sido publicado tanto en Argentina, en Abril de 1992 (Revista Argentina de Psicodrama y Técnicas Grupales de la Sociedad Argentina de Psicodrama, Rev. Nº 8, Año VIII), en Brasil, en Abril de 1999 (Revista Leituras, Dirigida por Moyses Aguiar, Nº 28), en la  Revista The International Forum  of Group Phycotherapy de la IAGP (Asociación Internacional de Psicoterapia de Grupo) en 1999 (Vol 7 Nº 2), que  hemos debatido en la mesa de la Sociedad Argentina de Psicoanálisis el 11/09/2001 y en 2005 fue publicado en el libro “Más allá del Monigote, Lecciones del Psicodrama” del Dr. Luis Ernesto Fonseca Fábregas, y que consideramos que sigue teniendo vigencia en la actualidad para seguir repensando en él, ya que continuamos viviendo en tiempos de crisis.
Finaliza 1990. Hacemos un alto para pensar * (1) nuestra tarea. Como terapeutas grupales nos interesa la clínica. La realidad exterior, como apuntador imperturbable, nos acosa constantemente, no dejando que nos olvidemos ni por un momento de la segunda parte del tema que nos convoca: son tiempos de crisis Las crisis, inherentes a la subjetividad,son atravesadas por las crisis de nuestro tiempo.
Si bien el escenario es lejano – el Golfo Pérsico- la tecnología de los medios de comunicación nos lleva a vivir esta nueva guerra presente con angustia de protagonistas. Crisis y replanteo de fuerzas y de relaciones de poder a nivel internacional; crisis política, económica y social que cobra particulares significaciones en el escenario latinoamericano y nacional; crisis que al poner sobre el tapete la vida, la muerte, el hambre, la miseria, la injusticia, las pasiones, alegrías y tristezas, la desigualdad, jaquea nuestras subjetividades y nos hace dificultoso operar algún nivel de disociación, tan necesario para poder reflexionar acerca de nuestra tarea.Pero éste es justamente nuestro desafío: ni negar la realidad encerrados en el aislamiento de las tinieblas, ni quedar capturados y encandilados por la inmediatez de los conflictos contemporáneos. (2)
Crisis en tanto riesgo y oportunidad, en tanto punto de desequilibrio, que nos permite y facilita interrogarnos y problematizarnos acerca del ejercicio de nuestro rol.La incertidumbre , esencia del devenir, se hace omnipresente, no sólo en la vida cotidiana. Las llamadas » ciencias exactas», a partir del principio de Heisenberg, dejan de centrarse en la certeza.(3) Sus abordajes van abandonando la ilusión del equilibrio de los sistemas materiales, así como la intransferibilidad entre materia y energía. Del mismo modo en el campo de la psicología vamos abandonando la fascinación por los sistemas de variables controladas, para sumergirnos y aprender a transitar en el caos de la multiplicidad de variables en juego, en ese entrecruce tan particular que nos convoca, punto de intersección entre la crisis subjetiva y la crisis social en que estamos – nosotros también- inmersos.
En estas reflexiones partimos de la caracterización de nuestro modelo de trabajo y las vicisitudes contextuales y conceptuales a partir de las cuales éste se ha ido gestando. La crisis ha operado como catalizador en el tránsito hacia la transformación de la concepción y práctica de nuestra clínica grupal.
Los cuestionamientos y propuestas se centran fundamentalmente en el dispositivo grupal y el lugar del terapeuta, interrogados desde nuestra historia, nuestra formación teórico-técnica y nuestra práctica en clínica grupal en coterapia.
Las patologías narcisistas constituyen el daño psicológico (4) predominante de esta época. La posibilidad de no quedar inscriptos en anacronismos plantea cómo es posible generar un dispositivo grupal de abordaje y tratamiento, descontaminado del criterio de terapia individual en grupo como práctica de segunda, creando una instancia que recupere el valor de las diferencias, la riqueza de lo múltiple, lo divertido de lo diverso, el sostén solidario de la red de subjetividades,la potencia heurística del grupo como dispositivo. Por último, se bosquejan los principales conceptos articuladores: crisis, conflicto, vínculo, grupo, escena, cuerpo y se delínean las concepciones subyacentes de vida, salud y cura.
Marco contextual
El tema aquí abordado se refiere a una experiencia de clínica grupal, en coterapia. Experiencia que venimos desarrollando desde 1985.Para ese entonces estaba finalizando una década de persecusión y proscripción de las prácticas grupales en la Argentina, inmersos aún en el júbilo por la reconquista de la democracia.
Desarrollando. Experimentando. Aprendiendo. Creciendo. Supervisando. Co-visionando .*(5) Cuestionando y cuestionándonos. Preguntándonos y repreguntándonos.
Una característica que hemos advertido en clínica grupal, en estos últimos años, consiste en una gran movilidad e inestabilidad de integrantes, con la intensificación del flujo de entradas y salidas , tanto reales como fantaseadas.Atravesados por recientes experiencias de desapariciones, exilios e insilios, políticos, económicos, profesionales… Con la voz en off del humor diciendo: «El último que se vaya que apague la luz». Movilidad acompañada por la consiguiente exacerbación de las ansiedades básicas de ataque, miedo a lo nuevo y lo desconocido y de pérdida, separación y disolución.
Movilidad e inestabilidad que despiertan continuamente inquietud e inseguridad: ¿quiénes somos?, ¿con quiénes contamos?, ¿cuántos quedamos?, ¿habrá que empezar de nuevo?.Es cierto que un sentido de todo grupo terapeútico es formarse para poder trabajar en su propia disolución. Pero el logro y la continuidad de algunas condiciones mínimas que hacen a la seguridad psicológica, son indispensables para un trabajo productivo , creativo y solidario. Se trata de permitir a cada integrante que esté en condiciones de elaborar el duelo por la separación de el/los terapeuta/s y compañeros, finalizado el tratamiento. Madurar para el destete, despegue, desprendimiento.
Sin duda que la inquietud e inseguridad que impregna el clima del consultorio recrea el clima reinante a nivel social, inmersos en una creciente crisis económica y política con desempleo, hiperinflación, aumento de la violencia, la corrupción y la impunidad, que van minando y destruyendo la red vincular del tejido social.»(…) Las actuales condiciones favorecen la narcisización a nivel individual y grupal. El individualismo entendido como sistema de aislamiento de los individuos y como resultante de teorías y doctrinas fuertemente contradictorias y de frustrantes experiencias que concluyen por incentivar sólo el interés por sí mismo, se ha agudizado (…)» (6)
La competencia, el» sálvese quién pueda», la lucha entre hermanos, los celos, la demanda de atención individual radial, el ataque envidioso y descalificatorio entre compañeros y hacia los coordinadores, pasan a primer plano en la dinámica grupal, impregnando tanto las transferencias laterales como con los terapeutas.Es necesario un continuo trabajo de covisión y análisis de la coterapia y de cada uno, en vistas a no caer en las redes del propio narcisismo, sin darse cuenta y precaverse de quedar capturado.
En suma, por un lado,las fantasías de destrucción, de disolución y de pérdida,por otro, las ganas de construir, de reconstruir, de seguir adelante. Como el Ave Fénix varias veces participamos del renacer a partir de las cenizas. Renacer que nos coloca ante una serie de cuestionamientos e interrogantes y que da lugar a nuevas hipótesis y propuestas.
Iniciamos 1990 inmersos en un clima de replanteos, dispuestos a llevar adelante la tarea en este nuevo tramo del camino, valiéndonos de la experiencia anterior, abiertos y atentos a explorar y probar cambios de mirada, actitudes, propuestas y encuadre.
El dispositivo grupal
Nuestros replanteos, justamente,surgen de encarar la tarea grupal en tiempos de crisis. Pichon Riviere susurra en nuestros oídos: » El que se entrega a la tristeza renuncia a la plenitud de la vida, para sobrevivir: planificar la esperanza.»
Siguiendo a Pichon, partimos de una epistemología que implica una concepción del hombre como un ser social e históricamente determinado. Implica, además, una concepción del sujeto como emergente, configurado en un sistema vincular intersubjetivo e intrasubjetivo .Asimismo,lo considera como actor, sujeto del proyecto y la acción transformadora. Por último, entiende a la salud como adaptación activa a la realidad, aprendizaje y transformación de sí y del medio.(7)
Desde ahí nos preguntamos: ¿cómo crear un acontecimiento que posibilite salir de la pasividad y la parálisis, frente a la situación de incertidumbre, confusión y caos reinante?.
«(…)La situación de amenaza e incertidumbre genera un fenómeno de ambiguedad con efectos desestructurantes en los grupos sociales y en la identidad personal y moviliza los sentimientos más primarios de indefensión(…) En los grupos terapeúticos «(…) las fantasías en juego son las más primitivas vinculadas a sentimientos de indefensión y desamparo(…)».(8)
¿Qué hacer?. En principio tomar el contexto hecho texto en el grupo y desplegar la incertidumbre, la confusión, el caos, la inseguridad y apuntar a una psicoprofilaxis para el cambio.Inmersos en la urgencia, revalorizar el tiempo de la espera. Aprender a crear una estructura de demora. Evitar la acción compulsiva.Posponer la solución imperativa. Abrir la posibilidad de problematizar y percibir los sentimientos y sensaciones en juego.Trascender lo anecdótico. Despreocuparse de entender inmediata y totalmente .Crear condiciones de confianza y seguridad que nos permitan, con y en el grupo, transitar y vivenciar las más diversas situaciones críticas: recreadas, amplificadas, deformadas, transformadas a partir de escenas aportadas por los diferentes integrantes.
Grupo entendido como acontecimiento potenciador de afectaciones. Como lugar para poder compartir con otros el sentimiento de confusión, la posibilidad de «estar perdidos». Posibilidad valorizada como un paso necesario para acceder a lo nuevo, a lo desconocido, a un momento, en fin, inherente al proceso creativo.
Reunirse en grupo, por sí sólo no alcanza como acontecimiento. Plantear un dispositivo grupal en un marco que precipite hacia relaciones diádicas, es un acontecimiento que podrá servir tanto para confirmar su sentido como su inviabilidad. Por ello es fundamental puntualizar algunos aspectos específicos de la escenografía que consideramos necesaria y que cuestiona, y replantea elementos claves del dispositivo grupal.
En primer término, el lugar del coordinador está lejos del lugar del padre autoritario. Este es poseedor de la palabra y de la verdad. Aquel, se caracteriza como lugar de la escucha, de la interrogación. El coordinador es sostenedor del silencio,para que se oigan sus sonidos, generador de las condiciones y articulador de una fratria, posibilitador del juego dramático, puesta en escena de la mirada de cada uno, atento a pesquizar y puntuar desvíos, lapsus, diferencias, cortes, no tanto a lo que se dice, sino a cómo se lo dice y desde dónde.(9)
El momento inicial en que suelen plantearse las problemáticas individuales deviene en el caldeamiento verbal. Más allá del contenido y la anécdota particular, nos centramos en el modelo de conflicto que cada uno plantea. Asimismo, prestamos atención al posicionamiento de cada uno respecto del propio conflicto y del de sus compañeros, a la secuencia en que van apareciendo, a la presentificación de las conflictivas en el aquí y ahora grupal y sus cualidades.
Más que ir en búsqueda de la esencia o de la verdad última, detrás de una imagen o una escena -como la búsqueda de los lingotes de oro en la otra punta del arco iris- el caldeamiento corporal es diseñado situacionalmente. La idea es generar una instancia metafórica que aluda a la conflictiva de las anécdotas relatadas. Espacio y tiempo que posibiliten en el silencio de voces, abrir la escucha interior a las afectaciones inscriptas en el cuerpo, que permita prestar atención a los múltiples canales de percepción -íntero, propio, exteroceptivos-. Este auto centramiento conduce a posibilitar que cada uno se deje sorprender por las imágenes, escenas, recuerdos que se les hagan presentes.
La puesta en escena de estas imágenes que se les imponen, así como el participar en las dramatizaciones, el ocupar distintos roles, como protagonistas y/o como yo-auxiliares o el observar y resonar como público, es decisiva. Cada uno es sorprendido mirándose y escuchándose en las particulares posiciones a las que accede. En los lugares en que logra mostrarse. En los lugares dónde se imaginaba ubicado en la escena, asi como a los que accede cuando el devenir de la escena lo sorprende mostrando lo «que no es» sino «que está siendo» en el proceso grupal.
¿Pero cuál es la importancia de lo imprevisto? La improvisación (10) -dramatización que no es representación sino recreación- permite acceder a lo imprevisto. Al acto fallido escénico. Al intersticio sobre el cual focalizar la atención, como pista que cuestiona las coartadas y que permite que Columbo (11) vuelva a formular sus tontas preguntas. Mediante esta estrategia y táctica logramos no quedar capturados por la mirada obscena. Dejamos de espiar por el ojo de la cerradura una escena fija y repetida. Pasamo a ser atraídos por la cualidad estética de las múltiples y móviles formas ,ritmos y combinaciones que es posible contemplar por el agujero del caleidoscopio. Conseguimos, en suma escapar a la fascinación de la imagen especular y acceder al juego de las identificaciones.
Encuadre
Coterapia. Cómo sostener, sosteniéndonos. Cómo abrir, abriéndonos. Cómo dar lugar al cuestionamiento, la interrogación, la duda, cuestionándonos, interrogándonos, dudando.
¡Cuántas veces habremos llegado al consultorio cargando nuestros propios fantasmas, agigantados y actualizados en el transcurso de nuestra cotidianidad! Basta cada mañana con mirar los titulares de la primera página de los diarios, para que se vuelvan a oír los versos de «Cambalache»: Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley .
Antes de la sesión semanal. Encuentro en la cocina del consultorio. Novedades, cansancio, logros propios y de los hijos respectivos, dificultades, sueños, pesadillas, ganas y Proyectos. Querés un cafecito?. Estoy contracturado. «Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches, se ha mezclado la vida». Es tiempo de encontrarse y encontrarnos. Quince minutos, media hora, a veces más. Espacio y tiempo para retomar la tarea. ¿En qué estamos?. Compartir inquietudes, imágenes, sentimientos, en relación a alguna situación grupal vivida, situaciones pendientes, algún paciente en particular, lo trabajado en covisión. Tiempo de preparación, concentración antes de salir a la cancha, precalentamiento. Espacio y tiempo de pre-sesión que fuimos creando, transformando,valorando a lo largo del trayecto recorrido y que se fue convirtiendo en un momento imprescindible de nuestra tarea.
LLegamos a plantearnos en qué medida, este momento de encuentro y precaldeamiento también era importante para los restantes miembros del grupo. Los encuentros en la esquina, las charlas en el hall, las llegadas escalonadas, ritos de pasaje,modalidades espontáneas de tránsito entre un afuera y un adentro, fueron incorporados como parte del encuadre. Los integrantes, sin los coordinadores se encuentran en el espacio del consultorio 15 minutos antes de que empiece formalmente la sesión, con la consigna de cumplir con la ley de restitución (12) que rige igualmente para los encuentros post y entre sesiones.
La falta de estos momentos de transición contribuye a provocar el daño psicológico impuesto por la vida en una realidad tan vertiginosa como es la de la Ciudad de Bs As. Nuestra Metropolis brinda tantas posibilidades, que es difícil aceptar elegir solo algunas y renunciar a la ilusión de que se puede todo.

Heterogeneidad & Homogeneidad

Diferentes edades: de 20 a 45 años. Grupo mixto. Profesiones y actividades diversas. Distintos momentos vitales. Diversidad de experiencias de vida. Diferentes experiencias terapeúticas previas.
Renunciamos a armar islas de parecidos. Renunciamos a los llamados seductores de la semejanza. Nos arriesgamos a asomarnos al mundo complejo y rico de lo heterogéneo de las subjetividades. Abandonamos la tranquilidad de instalarnos en las clasificaciones; nos permitimos introducirnos en el caos (13) de lo diverso.
La ciencia clásica nos ha impulsado durante años a clasificar, ordenar, categorizar y disecar la realidad, en sistemas que, al igual que las mariposas de «El coleccionista» (14), pierden su esencia: la complejidad de la vida. La heterogeneidad, el caos que el infante no puede ni ordenar ni clasificar es menoscabado por la educación en el presunto camino hacia nuestra maduración.
¿Cómo recuperar la posibilidad de transitar por él, ahora que somos «inteligentes»,»racionales» y «maduros»?. ¿Cómo recuperar el valor de una mirada que no se agote en las clasificaciones ni en el temor a la heterogenidad del mundo?
¿Cómo hacer la ruptura epistemológica que nos permita poner en tela de juicio los preconceptos inherentes al horizonte científico-cultural al que nos hemos condenado ?.
Múltiples escenas se despliegan a lo largo de las sesiones. Escenas, por ejemplo, en que cada uno se atreve a mostrarse, a modo de presentación, en situaciones habituales de la vida cotidiana. Situaciones placenteras. Situaciones displacenteras. Conflictiva vincular que descubre las ansiedades y defensas predominantes en cada caso.
Múltiples personajes, reales e imaginarios, son recreados por el protagonista que, al elegir entre sus compañeros a los yo-auxiliares, quienes ocupan los diferentes roles, se permite -y les permite- ir accediendo a otras perspectivas, otros posibles ángulos desde donde sentir, mirar, pensar ,en suma, vivenciar la escena y las escenas de la vida cotidiana.
Consonancias y resonancias. Asociación en escenas. Multiplicación dramática. Un flash, una imagen, una instantánea se multiplican, abriéndose a algunos de sus múltiples sentidos.Esto posibilita trascender la anécdota, la leyenda conocida y repetida y salir del círculo asfixiante, de la única y propia versión, del espejo narcisista,de la Verdad.
Apertura para el protagonista que trae la escena; para los compañeros que, como yo-auxiliares, desempeñan diferentes roles; para los que desde el público se identifican o resuenan con lo mostrado, lo escenificado; para nosotros, los coordinadores, que participamos pautando lugares y momentos, cambios de roles, soliloquios, mediante un doble, un doblaje o desde otra escena. Inclusión del cuerpo, el espacio, la palabra, los gestos, los otros, en las escenas que ya no sólo son relatadas sino re-creadas, revividas.
«(…)Multiplicación dramática no considerada como una técnica, sino como una nueva forma de pensar el dispositivo grupal(…)Multiplicación dramática entendida en un nivel como líneas de desarrollo, rizomas, raíces de raíces, historias, no una historia central, historias que se entrecruzan vertiginosamente y que producen flujos, cortes (…)» (15).
Vicisitudes Vinculares
Cada integrante llega a su púlpito, confesionario, estrado, desde donde pone en palabras un aspecto de su singularidad conflictiva: dolida, quejosa, esperanzada, ilusionada, gozosa, etc.
Invitamos a interrogarse y observarse para no quedar atrapados en un acto declamatorio y ser capaces de encontrar una enunciación en la que aflore el sentimiento que es propio de la particular manera de posicionarse de cada uno.
El caldeamiento grupal, (16) es una instancia que posibilita salir del lugar elegido para hablar. Permite circular por otros espacios y ampliar el horizonte de sensaciones y percepciones propias en este aquí y ahora. Armonizar, desarmonizar, integrar, desplegar, contraponer,reconocer la coexistencia de sensaciones corporales y cinéticas. Desde este autoabordaje holístico del sí mismo cada uno puede dejarse impresionar por los recuerdos, imágenes, escenas que se le impongan:
-Un hombre se atrinchera en un grupo conocido y mira, fija y disimuladamente, a una mujer que lo atrae.
-Ulises se hace atar por una ronda de amigos a un mástil invisible, para no sucumbir a la atracción de una mujer hermosa y temida.
-Una mujer se desgarra internamente tironeada por un hombre, el exilio y un proyecto incierto, frente a la familia, la profesión, el trabajo y la ilusión de paz y seguridad.
-Un hombre pasea su parálisis bajando una escalera. Un desfile ascendente de mujeres se muestra irreverente al rechazo del miedo, esgrimiendo diferentes formas de seducción.
Es desde la dramatización de alguna/s o todas las escenas individuales o la producción de escenas grupales, que se teje la red de articulación de las diferentes subjetividades. Red que tanto resguarda al protagonista-trapecista en el salto con que atraviesa el vacío, como,asimismo, permite escurrirse por los intersticios de su trama.Red que entonces sostiene pero no atrapa.
Investigamos la psicología del encuentro, las dificultades y posibilidades de cada uno, que se representan, se recrean, se vuelven a experimentar en el aquí y ahora del grupo, poniéndose a prueba en su consistencia, insistencia y posibilidades de transformación. Es así como al iniciarse la actividad de un grupo se actualizan situaciones también grupales, próximas y remotas, que operan como referente de inserción para cada integrante.
-Una nena de 10 años mira feliz, desde el grupo de compañeros con que comparte una actividad musical, la pelada de su papá que viene a buscarla.
-Se desata una tormenta en un campamento de púberes a orillas de un lago; todos corren para salvar la comida.
-Un grupo de preadolescentes juega con los amores inconfesables de una chica desconcertada.
-Un joven contento recrea una escena familiar, en la noche de fin de año de su primer grupo laboral.
-Un alumno capturado por el deseo de la maestra se siente y muestra ejemplar .Es manteado porsus compañeros.
De lo uno a lo múltiple; de lo unívoco a lo multívoco
En las sesiones grupales, como en el ajedrez, hay muchas aperturas posibles. Algún integrante puede traer una problemática particularmente urgente.Frente a un clima social determinado, varios integrantes pueden plantear problemáticas similares, aunque diferentes. Cada uno puede también llegar con problemas de muy diversa índole,así como, entre tantas otras posibilidades evitar la problemática que lo trajo al grupo terapeútico. Frente a estas y otras aperturas posibles , nuestro planteo de base podría denominarse: «¿ Cómo trabajar los problemas individuales en un grupo, produciendo todos para todos?» y/o «¿Conducen a Roma todos los caminos?».
Nos planteamos distintas modalidades de trabajo y de horizontalización, sin soslayar lo singular de la verticalidad. En consecuencia destacamos ciertos ejes que van guiando nuestra tarea. Uno de ellos es la interrogación, tanto a nivel de nuestras intervenciones como coordinadores, como en los participantes. Frente a lo sentencioso,a lo afirmativo,a las certezas, proponemos el cuestionamiento, la duda, la desconfianza enriquecedora.
Privilegiamos el cómo: cómo lo viven, cómo lo sienten, cómo lo imaginan, cómo les resuena, vía regia para dar lugar a la escena asociada que permite focalizar en el conflicto nuclear. Conflicto que es explorado a nivel del protagonista y amplificado, desglosado, desmenuzado, a través de la multiplicación dramática. Se abren diversas versiones, se reconocen distintas visiones, se registran diferentes perspectivas, ritmos, intensidades, incluídas en la escena inicial. De este modo se da lugar a que todos trabajen en cada sesión dramatizando, recreando algún aspecto de la propia conflictiva vincular.
Una paciente que padece desde hace meses un síntoma físico recurrente, con episodios de eclosión aguda, llega así al grupo. A diferencia de otras veces en que se quedaba en la queja lastimera, esta vez logra transitar por alguno de los puentes que se venían tendiendo y pide ayuda al inicio de la sesión. Comienza a entreveer las manos extendidas de otros trapecistas en sus balancienes que la alientan. La eclosión deja de ser sólo la de su síntoma y comienza a romper el cascarón.
Se inicia una ronda participativa, centrada en el modo en que llega cada uno y el clima en que se fue la vez anterior. Predomina, con respecto al clima el haberse quedado movilizados y el encontrarse ahora con sentimientos de confusión, inseguridad, ambivalencia.
Proponemos, entonces, que la paciente, que inicialmente solicitó ayuda, «contagie» a cada uno de sus compañeros a través de un gesto, : un beso, un zamarreo, un golpe, un abrazo, indiferencia… A partir de los sentimientos emergentes en la protagonista y en cada uno de los «contagiados», invitamos a que se dejen sorprender, por las imágenes o escenas que les surjan.
La protagonista recuerda una escena violenta, de pelea con la madre, cuando se iba a vivir sola. En el punto máximo de tensión emocional, se escucha: «Te odio. Reniego de haber estado en tu panza». Eslabonada con esta escena surge otra ocurrida,a los cinco años, donde se interpone entre el papá y la mamá gestándose asi un clima de rivalidad.
Afectados por el devenir dramático de la sesión los «contagiados» despliegan en sus escenas la cualidad de sus agenciamientos (17) y (18).
-Un padre muestra su enojo, hastío y cansancio anunciando su partida mediante violentes gritos. El hijo abrazado a su hermana, llora con fuerza.
-Una mujer descubre la infidelidad de su marido. El hijo se queda paralizado mirando al padre que le pide ayuda para hacer la valija e irse.
-Una hija reclama a su padre que haga tratar a la madre depresiva. Sorprendida escuchar decir: «Yo la quiero así».
-Padres, que ante los ojos del hijo, se muestran distanciados y disconformes, se metamorfosean instantáneamente en sonrientes y agradables ante la llegada de amigos. El se interroga: ¿cuál es la verdad?
-Un padre amenaza con tirarse del balcón ante la mirada aterrada de la madre y el desesperado tironeo de su hija, que logra retenerlo entre el amor y el odio.
-Almuerzo familiar: la madre está ausente. La empleada sentada en la mesa junto a las hijas y al padre. Este pide la sal su hija mayor y se desata una escena de violencia, donde la hija se siente maltratada.
Cada uno se desprende del agente de contagio, tirándolo en un pozo-almohadón, mientras pone en palabras algo de lo que se da cuenta en ese momento: -hacer la propia y salirse del dilema; -sentirse falso al expresar los afectos; -reconocer un viejo con polenta; -ambivalencia amor/odio; -descubrir la puerta de entrada al estado de schock-confusión.
El momento de compartir no pretende dar cuenta de la totalidad de la experiencia vivida. No apunta a cerrar, sintetizar, ni unificar. Es un momento más del devenir del proceso terapéutico en que se resaltan ciertas interrogaciones, se puntúa caminos recorridos, se divisan nuevos puntos de llegada, que a su vez son en ese mismo momento nuevos puntos de partida. Se eslabona con el procesamiento y elaboración intersesiones. En la apertura se presta particular atención a este proceso. Abrimos la sesión con interrogaciones al estilo de: cómo y con qué llegan hoy; cómo y con qué se fueron la sesión anterior. Este nivel de procesamiento intersesión tiene que ver con la incorporación de un diálogo interior, con el desarrollo y crecimiento de un yo terapéutico.
De lo sociodinámico a lo psicosocial
Estamos en pleno proceso inflacionario y de crisis social. Alguien pregunta: cuál va a ser la pauta de ajuste de los honorarios? Se habla de las dificultades para hacerse cargo del pago. Se plantean temores y dudas sobre la continuidad laboral. Imperceptiblmente nos vamos deslizando desde la problemática social a interrogantes sobre lo subjetivo y la inserción individual: -¿Me despiden o no?; -¿Cuál es el valor de un profesional en un sindicato?; -¿Me quedo, me vuelvo o me voy?; -¿Qué puede un médico ante la enfermedad de su madre?; -¿Tengo bronca o tiene bronca mi mamá? ¿Tengo bronca y tiene bronca mi mamá? ¿O tengo bronca o tiene bronca mi mamá? -Si aceptan /rechazan mi trabajo, me aceptan/rechazan a mí? -¿Soy el hijo, la pareja o el padre de mamá?; -¿Tengo derecho a recibir algo valioso, o siempre se perderá en el camino y/o se lo llevarán los demás? Poder tolerar no ser el «salvador» sino uno más, con ánimo de investigar, improvisar, transitar y tantear salidas posibles permite circular y no quedar capturado por opciones ilusorias.
Desde su reconocimiento proponemos desplazarse con la bronca como sentimiento común impotentizante y paralizante. Desplazarse con ella, y dar un tiempo y un espacio para que se expresen las fantasías con que está asociada para cada uno. Se genera un clima propicio para encontrar formas de interacción, desde la bronca que posibilita versus la bronca que captura. Miedo al descontrol, a la dificultad de contener la tensión y dirigirla. Confusión entre la agresión que daña, destruye, lastima, y la agresividad como pulsión indispensable para la vida (19) y (20). Aislamiento como defensa. Vuelta contra sí mismo.
La propuesta es trabajar con pulsiones y defensas: transitarlas, investigarlas, descubrirlas, desplegarlas; hacer circular la energía con toda su capacidad trasnformadora y no descargar, acallar, calmar, ni destruír o desvastar las estructuras defensivas existentes.
Teoría de la técnica
El grupo se constituye en ámbito y espacio transicional y dramático privilegiado, en el que se confrontan mundo interno y mundo externo. En términos de escenas, eso le posibilita procesos de interacción, aprendizaje, encuentro y creación colectiva.
Es un espacio vincular, que da lugar al sujeto de la necesidad, del hacer, de la representación, del pensamiento, del sentimiento y del deseo en interacción permanente con el otro como «objeto, modelo, rival, o ayudante». (21) y (22).
Grupo entendido como trama, tejido vincular, producción dramática de escenas. Constituído por múltiples inscripciones: deseantes, simbólico-imaginarias, históricas, políticas, etc. Generador de múltiples producciones. Posibilitador de múltiples interacciones y sentidos. Grupo como circulación e intercambio de procesos identificatorios, transferenciales, producciones fantasmáticas deseantes, fenómenos institucionales, discurso social, político, ideológico, mitos e ilusiones grupales. (23)
Grupo como máquina (24) de producción de sentidos a partir de la inclusión de las diferencias y la heterogeneidad: «la polifonía de la subjetividad» (25).
Grupo privilegiado en épocas de crisis como espacio de reflexión y posibilidad de recrear y recuperar redes solidarias y de sostén.
Focalizamos lo vincular, en tanto origen del conflicto y medio de su resolución. Intentamos trascender lo sintomático, no pretendiendo calmar ni apaciguar a través de la descarga sino creando las condiciones para su exploración, despliegue, experimentación y elaboración. Proponemos reconocer la energía en juego, potenciada por el intercambio grupal, generador de múltiples máquinas y flujos deseantes.
Privilegiamos la escena, como espacio de despliegue, presentificación y corporización del conflicto, donde los personajes tienen la oportunidad de aparecer con sus múltiples identidades. Ansiedades y defensas pueden ponerse en juego siendo respetadas, reconociendo su valor, su alcance y sus limitaciones. Asimismo podemos considerar la necesidad y posibilidad de replantear su vigencia, investigando las alternativas y flexibilidad posibles. Se trata de operar con -y replantear permanentemente- un diagnóstico y un pronóstico tanto en el orden estructural como situacional.
La escena enciende afectaciones, asociaciones, consonancias y resonancias en protagonistas -tanto en los yo auxiliares como en el protagonista propiamente dicho- y en el público. Además de la posibilidad de compartir (26) en el marco del encuentro, tienen las puertas abiertas para transformarse en protagonistas a través de la multiplicación dramática. Se da lugar, de esta forma, al despliegue de múltiples escenas que abordan algunos de los diversos sentidos encerrados, encapsulados, presentes, insistentes, en la escena original. Surge así la alternmativa de que el sujeto no quede capturado en la conflictiva original y sea devuelto al flujo deseante. Cada integrante del grupo como miembro de una brigada de rescate abre, y se desliza por los intersticios descubiertos a través de las escenas aportadas, producto de las particulares afectaciones que se convierten en líneas de fuga posibles.
La escena, al incluír el cuerpo, la acción y la palabra, permite aproximarnos a la cinemática y a la dinámica en juego. Posibilita incursionar en los interrogantes acerca de flujos, ritmos e intensidades. Pone en escena la conflictiva vital de cada uno. Vida en tanto despliegue, circulación, transformación de tensiones. Circulación o bloqueo de energía que no hay que descargar -ya que el cero de tensión equivale a la muerte-, sino hay que desbloquear, hacer circular. Aprender a reconocer el nivel de tensión que es motorizante para cada uno, reconociendo los propios umbrales. Tensión, en suma, que implica reconocer y sostener las diferencias. Se trata de recuperar la historia, abrirse a nuevas versiones, otros sentidos. Se busca compartir obstáculos y necesidades, y encontrar nuevas formas de satisfacerlas. Acceder entonces, a soluciones creativas que permitan salir del estereotipo, la repetición, la rigidez y aprender a utilizar con mayor flexibilidad y operatividad el abanico de defensas y los nuevos recursos que nos va ofreciendo la realidad.
Desde nuestra posición ética, renegamos de cierta violencia: la que encara los conflictos evitando su problematización e imponiendo verdades sometedoras. Adherimos, en cambio, a la violencia amorosa del partero; a la que acompaña el proceso del nacimiento; a la violencia que implica la frustración pulsional y permite el surgimiento de las producciones del inconciente, promoviendo la creatividad.
Pero si esto que acabamos de decir resume la ética implícita en la teoría de la técnica, la reflexión de Arnold van Gennep (27) que transcribimos a continuación sintetiza el espíritu de nuestro trabajo: «(…) Para los grupos, como para los individuos, vivir es un incesante disgregarse y reconstituírse, cambiar de estado y de forma, morir y renacer. Es actuar y luego detenerse, esperar y descansar para más tarde empezar de nuevo a actuar pero de otro modo.
Y siempre hay nuevos umbrales que franquear, umbrales del verano o del invierno, de la estación o del año, del mes o de la noche; umbral del nacimiento, de la adolescencia o de la madurez; umbral de la vejez; umbral de la muerte y umbral de la otra vida -para quienes creen en ella-(…).
Primavera 1991
Lic. Guillermo A. Vilaseca y Lic. Ana Maria Rothman
Notas:
(1) «(…) Pensar, (…)»escribe Marcelo Percia, «(…) es encontrar la historia en el presente, y es también, poner en cuestión los límites de lo actual para imaginar otro posible(…)».
PERCIA, Marcelo. Notas para pensar lo grupal. Lugar Editorial. 1991, pag 66.
(2) Estamos en agosto de 1991, revisando estas notas para ser publicadas. Nuevamente la realidad nos enfrenta con hechos hasta hace poco tiempo inimaginables. A sólo dos años de la caída del muro de Berlín asistimos atónitos a insospechables trasnformaciones en la ex ? URSS o aún ? URSS, cuyas implicancias a corto y mediano plazo son difíciles de evaluar.
(3) PRIGOGINE, Ilya y STENDERS, I La nueva alianza . Alianza Universidad. 1983.
(4) KESSELMAN , Hernan. «Reportaje» en Temas de Psicología Social N 11, diciembre 1990. pag 92.
(5) Covisionar : Mirar con otros. Reconocer la parcialidad de la propia mirada dando lugar a que en un pie de igualdad se planteen las visiones desde las diferentes subjetividades. Surge como alternativa a la idea de supervisión donde habría una mirada que tendría un valor hegemónico. Covisión: modelo alternativo al de la supervisión que integra el psicodrama analitico, las técnicas corporales y grupales y la multiplicación dramática.
GRUPO DE INVESTIGACION EN multiplicación dramática. Comunicación Personal 1991.
(6) ALBIZURI DE GARCIA, Olga. «Acerca del individualismo en el campo grupal» en Revista Argentina de psicodrama y técnicas grupales N 5 año 6, septiembre 1990.
(7) QUIROGA, Ana P de. «La concepción del sujeto en el pensamiento de Enrique Pichon Riviere. Fundamentos para una psicología definida como social». En Enfoques y Perspectivas en Psicología Social. Ediciones Cinco. Bs As 1986.
(8) EDELMAN, L y KORDON, D «Efectos psicológicos de la crisis» en Revista Argentina de Psicodrama y Tecnicas Grupales . No 5 Año 6, septiembre 1990.
(9) HALEY, Jay «El arte de fracasar como terapeuta» en Tácticas de poder de Jesucristo y otros ensayos . Editorial Tiempo Contemporáneo, Bs As 1973.
(10) HODGSON, J y RICHARDS, E. Improvisación. Editorial Fundamentos, Madrid, 1982 Pag 23.
(11) Detective, protagonista de una serie policial de televisión difundida en la Argentina en la década de 1980.
(12) Ley de restitución: una de las reglas del encuadre terapeútico grupal. Estipula que todo aquello significativo para el grupo que se hable en ausencia de los coordinadores debe ser reintegrado a la sesión. Surge como alternativa a una condición de trabajo estipulada en otra época que prohibía toda relación de los integrantes fuera del consultorio.
(13) PRIGOGINE, Ilya. ¿ Tan sólo una ilusión? Una exploración del caos al orden . Tusquets Editores. España 1988. Pag 35.
(14) Película: The Collector. Director William Wyler, USA 1965.
(15) KESSELMAN, Hernán. y PAVLOVSKY, Eduardo. «La multiplicación dramática . Ediciones Ayllú. Bs As 1989, pags 9 y 41.
(16) KONONOVICH, Bernardo y SAIDON, Osvaldo en La escena institucional. Lugar Editorial. 1991. Plantean que: «(…) El caldeamiento no es simplemente un momento preparatorio: el mismo
constituye un espacio de trabajo donde las configuraciones fantasmáticas son puestas en juego (…)».
(17) KESSELMAN, Hernán y PAVLOVSKY, Eduardo. La Multiplicación dramática. op cit. » (…) Lo que los integrantes de un grupo hacen es agenciarse de una parte de la escena original y acoplarla a una sensación , imagen o idea a través de una forma dramática (…)Agenciamiento en tanto apropiación deseante(…) » pag 29.
(18) DELEUZE, Gilles y PARNET, Claire. Diálogos Editorial Pre-Textos. España 1980. «(…) Un agenciamiento es una multiplicidadque comporta muchos términos heterogéneos y que establece uniones, relaciones entre ellos a traves de edades, de sexos y de reinos, a través de diferentes naturalezas (…) Lo importante no son las filiaciones,sino las alianzas y las aleaciones; ni tampoco las herencias o las descendencias, sino los contagios, las epidemias, el viento(…)» pag 79.
(19) LAPIERRE , Andre y AUCOUTURIER, Bernard. Simbología del movimiento. Psicomotricidad y Educación. Pag 95
(20) LORENZ, Konrad. Sobre la agesión. El pretendido mal . Editorial Siglo XXI, España 1985.
(21) QUIROGA Ana P de. «El concepto de grupo y los principios organizadores de la estructura grupal en el pensamiento de Enrique Pichon Riviere», en Enfoques y Perspectivas en Psicología Social Ediciones Cinco. Bs As 1986.
(22) FREUD, Sigmund Psicología de las masas y análisis del yo 1921.
(23) DEL CUETO, Ana y FERNANDEZ, Ana. «El dispositivo grupal» en Lo grupal 2 Ediciones Búsqueda, Bs As 1985.
(24) DELEUZE, Gilles y PARNET , Claire. Diálogos op cit. «(…) Máquina: conjunto de vecindad entre términos heterogéneos independientes (…) máquina abstracta o cuerpo sin órganos; deseo que se define por continuos de intensidad, bloques de devenir,emisiones de partículas, conjugaciones de flujos(…)».Pag 117.
(25) GUATTARI, Felix. Las tres ecologías . Editorial Pre-Textos España 1990.
(26) Compartir = sharing. Momento del proceso de dramatización en el que los participantes expresan sus sentimientos, emociones y resonancias, registrados a lo largo de la experiencia.
(27) van GENNEP, Arnold. Ritos de paso Taurus Editorial.
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Un comentario en «Una Clínica Grupal Psicodramática templada en tiempos de crisis»

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