La moneda de un peso
La moneda de un perso estaba tirada en la vereda, como al descuido. Tal vez hacía años que esperaba que alguien la encontrara.
Mariano tuvo la suerte de tropezar con ella.
¡Un peso! ¡Soy un afortunado! – exclamó.
Miró a todos lados y corroboró su soledad. Los ojos tomaron la dimensión de su alegría.
En el almacén transformo la moneda en un «festín» de golosinas.
A partir de ese dia todas las mañanas Mariano le pidió a su madre una moneda de un peso.
Tiempo después descubrieronque la dejaba abandonada en una vereda cualquiera y esa noche «soñaba con la alegría» de un niño tan afortunado como él.
Escrito por Jorge Mario Ortiz
Enviado por Norma Cáceres