En Campo Grupal de noviembre podes leer la presentacion que la Lic Cintia Ini hizo del libro:"Por que los hombres no entendemos a las mujeres" en el Instituto de Investigaciones Grupales IIG
En la edición N° 172 -Noviembre 2014- de Campo Grupal, salió un artículo del texto que la Lic. Cintia Ini leyó en la presentación de mi libro Por qué los hombres no entendemos a las mujeres.
Corría el año 1974, la facultad de Psicología como todas las facultades y colegios en ese momento, estaba en plena ebullición, herencia del corto lapso del gobierno del presidente Héctor Cámpora, breve primavera antes que la triple a diera comienzo al arrasamiento de tanta esperanza de lo nuevo. En ese contexto de innovaciones, la cátedra de Psicología Social pasó a llamarse “Aspectos psicológicos de la organización social” su profesor titular honorario era Enrique ¨Pichón Riviere, que vino a la primer clase, y el titular efectivo fue Luis Tossi, desaparecido muy poco tiempo después en la dictadura.
En esa materia que iba a marcar nuestras vidas nos conocimos con mi amigo Guillermo Vilaseca, hace justo 40 años. En ese entonces él me atemorizaba con su imagen medio de lobo con la cara oculta tras sus cabellos crecidos y frondosa barba negra que le cubría la mitad del rostro, yo lo atemorizaba con mis cabellos indómitos y una larga capa negra con la que andaba por la facultad… si habrá corrido
agua bajo el puente y sin embargo nuestras subjetividades maleadas de tiempo hoy se reconocen en esas semillas que no cesan de arrojar sus frutos , de juntarnos, de entendernos de bancarnos. Las
conversaciones con sutiles matices siempre nos encontraron dispuestos a ir a fondo , nuestro maestro de entonces, Pepe, hacía un ejercicio permanente de intentar decir más allá de lo decible , él decía lo
que uno no podía creer que podía salir de una boca, esa transmisión nos marcó, trabajábamos en grupos operativos, toda una novedad para nosotros, ¿ estudiar diciendo al mismo tiempo en el grupo lo que sentíamos? Una novedad que nos llevó muy lejos, hoy podemos constatar sus huellas por ejemplo en el espíritu de este libro que hoy tenemos la felicidad de presentar. Y en los amigos con los que hoy compartimos esta mesa.
Tomar riesgo
Guillermo toma el riesgo de entrarle a una cuestión como la del entendimiento o desentendimiento entre hombres y mujeres, desde la que se puede derrapar fácilmente, y a la vez porque es una cuestión
habitada por la imposibilidad, el malentendido ya entre dos personas que hablan es inevitable y llevado a escala de los géneros la cuestión se complejiza al desplegarse todo un mundo de diferencias en un
arco que va desde la biología a la cultura .
Guillermo toma el guante de este desafío, y no lo hace para darnos una solución a lo insoluble de los desencuentros entre hombres y mujeres, dice “este no es un manual de instrucciones” ya que esto
aplanaría la singularidad de la experiencia. En cambio nos propone maneras posibles de transitar estas dificultades sin morir en el intento, y si leen el libro, se darán cuenta que esto último no es tan sólo una metáfora o una frase hecha sino que el libro plantea las cuestiones con una profusión de recursos que van desde el humor, la poesía, la reflexión más fresca, pero tampoco nos evita asomarnos si es necesario, a consecuencias que pueden ser sumamente penosas o de riesgo extremo ante ciertas posiciones sostenidas a ultranza, en las que un sujeto queda acorralado a expensas de una infinita presión si no puede hacer el giro que descomprima lo que amenaza con estallar, por eso decía que lo de sin morir en el intento no era sólo metáfora.
Guillermo nos conduce en sus reflexiones a través de un entramado muy fluido y no desprovisto de generosidad, en el que incluye la variedad de su experiencia clínica, ya sea de tratamientos individuales, de pareja, o de su rica experiencia con los grupos de varones, asimismo en este entramado no le hurta el cuerpo a introducir algunas pinceladas de su vida personal, algunas conmovedoras, que se añaden a la calidez de su escritura.
Nos invita a abrir un diálogo, frente al interrogante que él denomina crucial, ¿porqué los hombres no entendemos a las mujeres? Pero fundamentalmente y en todo momento propone abrir, creo que esta es una de las claves que encuentra Guillermo para abordar esta problemática.
Abrir como quien abre para echar otra mirada o en todo caso reabrir la mirada, cambiar la perspectiva al mirar desde otros lugares, inaugurar nuevos lugares desde donde mirar para no ver siempre lo mismo, desnaturalizar lo obvio diría Pichón , En palabras de Guillermo: desacralizar algunos paradigmas y aquí cita a Serrat: ”que incorporamos junto la leche temprana sin darnos cuenta.” Entonces nos propone : “ahondar en el sentido de la trama y la conflictiva con la intención de abrir a las múltiples posibilidades al colocarnos en la posición de protagonistas creadores en vez de quedar capturados en el papel de meros reeditores de argumentos heredados”
Guillermo va recorriendo los distintos niveles en los que se generan cierres que inciden en los desencuentros. Una de las cuestiones que interroga con insistencia son los distintos mitos, clichés al estilo “los hombres no lloran” o “las mujeres no son para entenderlas, son para amarlas” “los hombres son discapacitados emocionales” “las mujeres están dominadas por las hormonas” imperativos o mitos alojados en la cultura, y que inciden tanto en hombres como en mujeres, Guillermo hace varias referencias al modelo patriarcal, entonces uno puede abrir la pregunta:
Hoy en esta época, en la que como recuerda Guillermo se está ante una reforma del código Civil, en la que todavía estamos conmovidos por la “Ley de identidad de género” que se promulgó hace tres años
y que da un zarandeo fenomenal a la idea de género, de lo que es un hombre, o una mujer, ¿seguirnos preguntando por el modelo patriarcal? cito parte de sus artículos 2 y 3 ARTICULO 2°— Definición.
Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo
la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido… ARTICULO 3º — Ejercicio. Toda persona podrá solicitar la rectificación registral del sexo, y el cambio de nombre de pila e imagen, cuando no coincidan con su identidad de género autopercibida.
Y sin embargo como decíamos, este libro nos habla de la incidencia en hombres y mujeres de ciertas prescripciones y mandatos legadas culturalmente a los roles masculino y femenino y que producen
muchos de los padecimientos aquí descriptos. ¿Cómo se explica esta coexistencia de situaciones tan dispares. Hombres y mujeres que aún arrastran los grilletes de los mandatos implicados en el modelo
patriarcal de lo que es un hombre o una mujer, y por otro lado un aparente despojamiento tan radical de los mismos que hasta pueden introducir cambios en el documento? Evidentemente las cosas no son tan sencillas y el cambiar de género desde una elección personal, no es garantía de quedar ajeno a las antiguas marcas de la cultura. Y esto me remite a lo que ya el viejo maestro Freud decía hablando de las dificultades en la plasmación de los cambios sociales, en su artículo: La descomposición de la personalidad psíquica dice: “en las ideologías del superyó perviven el pasado, la tradición de la raza y del pueblo, que sólo poco a poco ceden a los influjos del presente , a los nuevos cambios, y en tanto ese pasado opera a través del superyó, desempeña en la vida humana un papel persistente y poderoso…
Siempre hay relojes que atrasan coexistiendo con lo nuevo. Así como hay cuestiones estructurales por vivir en la cultura, sus marcas así como posibilitan, al mismo tiempo mortifican, y de eso no se salva nadie, no queda más que lidiar con eso y este libro hace sus propuestas en cuanto a ese lidiar.
Guillermo nos muestra a partir de los relatos clínicos, como se juegan en los sujetos los efectos de cierre en los que se entrecruzan marcas de la cultura en la singularidad de cada historia.
Él propone explorar y reconocer qué mitos habitan traban y condicionan a cada uno en una relación, al modo de una deconstrucción, lo denomina “el mito inconfesado” localizarlos podría llevar a removerlos
y abrir a algo inédito, pero de todos modos no deja de transmitirnos las dificultades que se presentan en ese camino, y a pesar de que el sólo malestar podría estar legitimando la intención de un cambio,
no obstante su clínica lo lleva a interrogar “ ¿Queremos cambiar? ¿queremos que el otro cambie? “ como si registrara ahí un vértigo o una adherencia que traba el movimiento, y evoca allí a alguien que
fue maestra de muchos, aquella chilena a quien llamaban “la Nana”. Ella les decía que a veces costaba tolerar la sorpresa frente al cambio, que este no estaba exento de conflicto, y entonces se presentaba
el desconcierto de él o la partenaire: ¿cómo no decías que esto es con lo que siempre habías soñado?
Dice Guillermo: “ a veces no sabemos como seguir cuando ocurre” y a veces se prefiere quedar aferrado al reproche “es lo que tantas veces te pedí y no me entendías” de lo cual él concluye “a veces es más importante tener razón que ser feliz” y de hecho ese goce en el reproche lo podemos observar frecuentemente.
Me hace pensar esto, en la complejidad que tiene la relación de cada uno con sus deseos y qué significa para cada quien acercarse a ellos, esto está genialmente ilustrado por Woody Alen en la película Alice , en que el galán quería enamorar a una mujer a partir de materializar sus deseos, lo ayudaba su hija que escuchaba con el viejo truco de apoyar un vaso en la pared (que lindaba con un consultorio)
lo que esta mujer hablaba en su análisis, le iba dando al padre toda la data de lo que esta mujer quería, él se fue configurando para responder a ser el hombre de los sueños de ella. Ella estaba sorprendidísima de que él encarnara sus más caras fantasías en los más diferentes planos, y ya el sumum fue terminar mudándose a una buhardilla en París… todo parecía marchar a las mil maravillas hasta que ella no soportó más tanta maravilla y le plantea que extraña a su marido… él no podía entenderlo sabiendo de las frustraciones que ella había manifestado hacia el mismo. El deseo es bien complejo, los dejo sacar sus propias conclusiones… Por eso Guillermo no se engaña al respecto y hace diversas reflexiones acerca de distintas sensaciones de amenaza que se juegan en el trance de intentar cambios, y nos transmite su modo de irlas trabajando.
Hay un hilo que recorre todo el libro que me resultó muy valiosa y que es una posición que Guillermo propone reiteradamente en los distintos vínculos que se plantean en el libro, y esto se da tanto en relación a una pareja , en la relación terapeuta paciente como al interior de los grupos de varones entre sus integrantes . En relación a estos últimos por ejemplo plantea con sutileza la buena posición para que un intercambio no redunde en lo cito a Guillermo: “dejar al otro que se muestre como impotente para alimentar la propia potencia” en cambio él propone fraternizar desde lo que a cada uno le cuesta, lo que Lacan menciona como poder donar la falta, siempre creemos que es muy importante dar lo que tenemos y no advertimos la importancia de dar lo que no tenemos, esta es la posición que decía atraviesa todo el libro.
En la experiencia que nos relata acerca de los grupos de varones, esto se plasma en la consigna de resonar con el otro frente a la dificultad que un integrante presenta, resonar desde la historia de cada
uno, ver qué escena de la propia historia evoca el relato del compañero. Es un lugar más que interesante para el intercambio, propicia un tolerar de otro modo el escollo de cada cual, lo hace menos abismante sostenidos en ese nudo que forma el grupo, esto abre el juego con otra soltura sin quedar en el lugar de la impotencia. Dice Guillermo “ablandar la armadura no es perder fuerzas sino adquirir flexibilidad”. Localiza zonas de resistencias pero también nos cuenta de las zonas de confort que se van generando. Atravesar la dificultad de los varones a veces de hablar de los sentimientos , de las sensaciones de debilidad es otro de los cierres que se propone abrir, porque es este mismo cierre de los varones para consigo mismos, el que constituye una traba asimismo en el encuentro con la mujer, cuanto más ajeno de sí mismo, más ajena y temible es la mujer…
Dice Guillermo atarse al mandato de “Los hombres no lloran” atrofia la capacidad intrínsecamente humana que es la expresión de la afectividad”
Retomo el hilo de la posición frente al otro. En cuanto a la relación de pareja relata las dificultades que surgen cuando uno de los dos asume la posición excluyente de el que da, el que se adelanta a las necesidades del otro. El que anonada al otro desde la posición de quien todo lo resuelve. Esto puede ser jugado desde cualquiera de los partenaires, pero Guillermo ve una preponderancia de esta actitud en el varón, y hace un desarrollo muy interesante del rol asignado al varón de “el proveedor” como el rol del que sostiene y las múltiples consecuencias por déficit o por exceso, que este imperativo produce.
Relata la desazón en algunos varones que sienten que lo dieron todo y reciben a cambio una queja, entonces nos formula la pregunta ¿Qué es ayudar en el contexto del dar y el recibir? Dice: “los destinatarios tienen que aceptar que la consideran necesarias, y más aún que están deseosos de recibirla y aceptar los límites de la cuestión.” De lo contrario, más que estar al servicio del otro en ese dar, estamos al servicio de amar la propia imagen del que da, y que de paso confirma que lo tiene.
Ya que este domingo es el día del padre, le hago un homenaje al mío con este tierno recuerdo, que tiene que ver con la angustia del proveedor cuando no puede dar: lo invité a la fiesta de mi cumpleaños
en un restaurante Al final de la fiesta él quería pagar, ante mi negativa me preguntó angustiado ¿Y yo que hago entonces?
Creo que es el quid de lo que Guillermo plantea acerca del rol de proveedor, un ser a partir del dar, o sea del tener.
Guillermo argumenta que la creencia dice, es que el varón exitoso en lo económico se hace irresistible más allá de otras cualidades. El cita el dicho “billetera mata galán” y me evocó unos dichos de Marx
que me sorprendieron, son del “Manifiesto comunista” y dice: . Dice: “el dinero en cuanto tiene la propiedad de comprar todo, … es la omnipotencia de su ser…todopoderoso. …
Dicha omnipotencia se traslada al dueño del dinero “…lo que el dinero puede comprar eso soy yo” Soy feo pero puedo comprar a la mujer más bella… por lo tanto no soy feo…,tan grande es la fuerza
del dinero tan grande es mi fuerza ….Si en cambio presupones al hombre como hombre… puedes
intercambiar amor sólo por amor… si tu amor no produce como amor el amor recíproco… entonces tu amor es impotente, es una desgracia…”
[1]
El Dinero desde el paradigma capitalista juega aquí como garantía de posesión de la potencia, en contraste con lo que el llama “el hombre” cuya potencia no está asegurada.
Cuando esto se revela o irrumpe en los malestares de la pareja, sobreviene la crisis, oportunidad para interrogar estos paradigmas.
Frente al mono valor de la potencia, atenazante y aplastante, Guillermo propone el de “la capacidad para “devenir” me resultó una formulación que abre la perspectiva de un modo muy interesante, esta
capacidad para devenir la entiende como la posibilidad de poner en acción aspectos postergados, latentes de cada uno. Abrir el abanico de posibilidades.
Por último
En la relación terapeuta paciente dice:” Entonces ¿Qué hacer con el sufrimiento de los varones? Se pregunta Guillermo, y dice “sensibilizarse con sus males sin confundirse y creer que los tenemos que salvar”, nuevamente advierte la importancia de no ponerlos en el lugar de víctimas, o no ponerse el terapeuta en el lugar de un saber que puede anular los saberes inadvertidos de quien viene a pedir ayuda, más bien se ubica en el lugar de ayudar a descubrirlos.
Termino con la hermosa poesía de Hamlet Lima Quintana.
Hay gente que con solo decir una palabra
enciendo la ilusion y los rosales,
que con solo sonreir entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
que con solo empuniar una guitarra
hace una sinfonia de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los limites del alma,
alimenta una flor, inventa suenios,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda despues como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que es asi, tan necesaria.
Cintia Ini
cintiaini@gmail.com