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En busca de la hombría perdida

Las diferencias entre hombres y mujeres desvelaron a médicos, científicos y estudiosos de la mente humana. El psicólogo Guillermo Vilaseca escribió un libro sobre el tema y aquí lo analiza desde el punto de vista de la sexualidad.
Cerca del final de sus días, Sigmund Freud (1856-1939) escribió: «La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿Qué quiere una mujer?». No te calentés, Sigmunfo, seguimos igual. Lo novedoso es que, allí donde el padre del psicoanálisis falló, un argentino se anima a deslizar algunas pistas en un libro de título prometedor y marketinero: Por qué los hombres no entendemos a las mujeres, de Ediciones B.
El autor, Guillermo Vilaseca, aclara de entrada que el suyo no es un libro de fórmulas mágicas. Y es cierto, porque su trabajo, más que indagar en ellas, expone lo descolocados que aún se sienten los hombres ante la pérdida de un mundo donde el macho era el proveedor, el encarador y el que decidía cuándo, cómo y dónde la pareja tenía sexo, mientras ella se encargaba de la casa, de los hijos, y en la cama, obedecía sumisa.
Y no es raro que el ensayo tenga estas características ya que Vilaseca, psicólogo de la UBA y ex presidente de la Sociedad Argentina de Psicodrama, coordina, desde los años ´80, grupos de varones que reflexionan sobre los nuevos roles que le caben, o le quedan) al género masculino ante el avance de las damas. Caras y Caretas le preguntó:
-En estas tres décadas, ¿Cómo cambio en los grupos el tratamiento del tema sexo?
– Varió mucho la cuestión activo-pasiva asumida por varones y mujeres en el modelo tradicional. Hoy es interesante cómo las mujeres se han apropiado, a veces compulsivamente, de la proactividad, y los varones han empezado a aprender las posibilidades que brinda la posición receptiva y la contemplación.
– ¿Qué pasó con la creencia de que el hombre debe estar «siempre listo?»
– Un relato popular cuenta que un caballero es ovacionado mientras tiene relaciones con 99 mujeres, una detrás de otra, pero cuando llega a la número cien y cae desmayado, le gritan ¡maricón! Este mandato impone al varón una disponibilidad absoluta. Luego de una salida con una mujer, a la pregunta ¿pasó algo?, la respuesta esperada entre amigos es si tuvieron sexo o no. Cualquier otro nivel de encuentro aparece como secundario. De todos modos, en este tiempo vimos surgir la posibilidad de que un hombre no quiera tener sexo y se anime a manifestarlo. También entramos a considerar los problemas inherentes a la andropausia o menopausia masculina.
-¿Qué ocurre cuando el hombre no puede lograr o mantener una erección?
Es siempre una catástrofe. Más allá de las disfunciones, desde los primeros 80 nos encontramos con el fenómeno del sida, que impuso el uso del preservativo, y esto llevó a que surgieran muchos inconvenientes para sostener la erección en el momento de colocarlo.
– ¿Cómo se siente el hombre ante una mujere que toma la iniciativa?
– muchas veces confunde una mujer libre, autónoma y dispuesta a vivir su sexualidad con una mujer fácil, devaluando su persona. Sin embargo, los hombres hoy suelen manifestar que lo que esperan de una mujer es que sea una perra en la cama. Hace 30 años muchos esperaban de su esposa que fuera recatada y no veían compatibles ciertas prácticas sexuales dentro del matrimonio.
-En 1998 apareció el viagra. ¿Cómo incide desde entonces?
– En parejas mayores, donde aparentemente la sexualidad estaba clausurada, hay mujeres que empiezan a plantear: «¿Viejo, y si probamos con la pastillita esa?» a hombres que habían puesto el no en una imposibilidad del cuerpo. Descubrimos varones que experimentan todo tipo de sóntomas al intentar volver al ruedo: gastritis, dolores de cabeza, eczemas. Ya el dolor de cabeza no es un patrimonio exclusivo femenino.
-¿Qué buscan los hombres en una mujer?
– Buscan el placer pero también sentirse amados, queridos, comprendidos, acompañados, salir de la soledad y tener reciprocidad y empatía.
-¿Y qué buscan las mujeres en un hombre?
– Tienen demandas contradictorias y muy variadas: que el varón sea tierno pero también fuerte, sensible pero rudo, comprensivo pero con carácter, que tenga en cuenta el punto de vista del otro pero que no se deje avasallar.
¿Viste, Sigmundo? Seguimos sin entenderlas.
Escrito por José Montero
Ilustración Juan José Olivieri
Publicado en Caras y Caretas – Enero 2014
 

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