Cuide su estrés: el cerebro está entre las primeras víctimas
Las prioridades que uno se impone para su vida tienen como rasgo característico, muchas veces, el alto valor que le otorgamos a nuestro rendimiento. En nuestro trabajo, en nuestra vida familiar, en nuestros estudios, queremos, como una máquina que se esfuerza por trepar a la cima, rendir al máximo.
Pero la exigencia desmedida no deviene de una inteligente estrategia ya que, como el motor de un automóvil, puede dañar todo el sistema , aun para cuando sólo se le pida regular.
Estrés es el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción.
El estrés tiene, en principio, una función que permitiría la adaptación del individuo a los cambios del medio. Cuando las demandas del medio son excesivas, intensas y/o prolongadas, y superan la capacidad de resistencia y de adaptación del organismo, se produce el distress o el estrés patológico.
El distress es el resultado de la relación entre el individuo y el entorno, evaluado por aquél como amenaza que desborda sus recursos y pone en peligro su bienestar . Nos “estresamos” cuando sentimos que no podemos afrontar lo que el medio nos solicita.
Niveles moderados de estrés pueden ser estimulantes para el cerebro mientras que niveles prolongados y altos de estrés pueden tener efectos negativos en la memoria y otras funciones cognitivas.
El estrés, tanto el físico como el psicológico, dispara la liberación de cortisol, que es una hormona producida en las glándulas suprarrenales, localizadas arriba de ambos riñones. Los receptores en el cerebro que son activados por el cortisol se denominan receptores de glucocorticoides y se encuentran predominantemente en dos áreas del cerebro, el hipocampo y la corteza prefrontal, ambas fundamentales para las funciones intelectuales. El hipocampo es un área importante para la creación de nuevas memorias y para la consolidación de las memorias.
Diversas investigaciones han demostrado que la memoria episódica (la memoria del “cuándo” y “dónde”) se afecta con altos niveles de cortisol. Un investigador alemán, Clemens Kirschbaum, demostró que una dosis de cortisol afecta la memoria episódica verbal. En ese experimento, un grupo de sujetos aprendió una serie de palabras. Luego, a la mitad de los sujetos se les administró una dosis de cortisol y a la otra mitad una dosis de placebo.
Los sujetos que recibieron el cortisol memorizaron menos palabras que los otros.
En la depresión mayor , un trastorno clínico asociado con altos niveles de cortisol, es frecuente observar problemas de memoria . Es interesante destacar que los niveles de cortisol aumentan gradualmente durante la noche a medida que dormimos. Los menores niveles se evidencian al comienzo de nuestro sueño y los mayores niveles de cortisol se observan antes de despertar.
En línea con estos hallazgos, se encuentra el hecho de que los sueños ricos en material episódico (hechos que vivimos) se concentran al comienzo del sueño, y la consolidación de la memoria episódica parecería ocurrir también al comienzo del proceso del sueño.
Las consecuencias del estrés prolongado a nivel cognitivo incluyen afectación de la memoria y de las funciones ejecutivas disminuyendo aún más las capacidades del individuo para enfrentar las demandas del medio y creando un círculo vicioso provocando aún más estrés.
La medida óptima de nuestro rendimiento no se logra a partir de una operación matemática que sume horas de esfuerzo sino más bien de una estrategia en donde se contemple también el descanso, el ocio y el esparcimiento . Como el soldado que sabe hasta dónde jugar, comprometido también en futuras batallas.
Por FACUNDO MANES – NEUROLOGO*
* Director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
Publicado en C L A R I N el 20/03/11