Ya no serás una tarde más: Testimonio de las Jornadas
Hay una afirmación que parece no poder ponerse en duda en estos tiempos: «En medio de las crisis suelen surgir las mejores formas alternativas de hacer arte, de crear contracultura». Existen y existieron a lo largo de la historia ejemplos que corroboran dicha hipótesis.
En Argentina, en la actualidad afirmar que la sociedad se ve agredida, como pocas veces, por una crisis muy profunda ya no es noticia. Encontrar la salida a esta crisis suele ser muy complicado y forzoso.
Un sábado a la tarde un grupo de 16 personas que aun no se conocen se juntan en el consultorio de un psicólogo para intentar «aprender» a salir de una crisis, para atreverse a crear las propias herramientas para superar los declives. Las razones por las que cada individuo acepta acudir a dicha cita son personales, nadie explica el motivo de su presencia. Una vez que los participantes van llegando comienzan a llenar un formulario, donde dejan sus datos. A los pocos minutos todos comienzan a escuchar la lectura de dos cuentos y así comienzan las actividades.
Participar y animarse a abrirse no requiere de grandes esfuerzos: papel, marcadores, la mayor de las libertades que uno pueda aportar, actitud para descubrirse a uno mismo y voluntad para encontrarse con parte del propio pasado.
Una muchacha, ya no tan joven, le explica a una compañera su frustración en el ámbito laboral, horas más tarde, antes de ponerle fin a la tarde del sábado la muchacha argumenta, esta vez frente a todo el grupo, que a partir de las actividades que realizó en aquellas cuatro horas ya sabe cual es su problema. Aunque el actual dilema es más complicado aún: cambiar.
«¿Soy lo que quiero?, ¿muestro lo que quiero ser? o ¿soy lo que ven de mi? Y ¿dónde queda lo que quiero mostrar?» se pregunta un hombre mientras juega a leer un mail ficticio cuando la consigna era contar a un amigo lo que había sucedido esa tarde de sábado.
La tarde se pasa muy rápido entre extraños, mediante dibujos, cuentos y dramatizaciones. Animarse a exteriorizar lo propio y hacer conciente lo que uno mismo esconde es difícil pero cambiar la visión propia es uno de los objetivos de la tarde. Los resultados para los mismos protagonistas suele ser muy positivo.
El mensaje que se intenta formular mediante la actividad es claro: alejarse del rol de víctima y atreverse a ser protagonista. Una idea muy interesante para plasmar en la sociedad actual.
«Hoy tengo ganas de volver a empezar» finalizaba otro mail imaginario de una señora, mientras un hombre susurra por lo bajo: «no es poca cosa para los tiempos en que se vive».
«¿Qué es más importante la búsqueda del placer o el placer de la búsqueda?» se preguntaba, alguna vez un cantante, y ésta misma pregunta parece ser la que algunas de las personas se respondieron en el grupo, una tarde se sábado.
Por Violeta Rosemberg
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