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¿Cómo eligen los hombres? ¿Y qué buscan las mujeres de una pareja?  es el eje del debate para el cual me consultó la Revista Para Ti

La pareja ideal. ¿Cómo eligen los hombres? ¿Y qué buscamos las mujeres de una pareja? ¿Vamos por cosas totalmente distintas o las diferencias no son tantas ni tan grandes? Una encuesta online arroja algunas certezas y, sobre todo, nos da material para hablar, debatir y, sobre todo, seguir buscando… ¡Rendirse jamás

Inteligencia, sentido del humor y actitud” es una respuesta simple para una pregunta compleja y eterna: ¿qué buscamos en el otro? ¿Qué hace que sintamos atracción por una persona, que sintamos deseo, que esa atracción y deseo se transformen en ganas de pasar mucho con esa persona, de tomar café juntos en la cama a la mañana, de agarrarse de la mano en el cine, de que nos cuente su infancia, de saber lo bueno y lo malo? ¿Qué buscan en nosotras?

¿Qué elementos de nuestro curriculum vitae emocional nos convierten en potenciales parejas, en proyectos de un futuro de a dos, en una idea de familia, en alguien a quien presentarle a los padres, en un cuerpo que ocupa un extremo de la cama algunas noches a la semana, o todas?
La consultora OH! Panel realizó una investigación cuantitativa bajos las consignas “¿Qué esperan ellos de una mujer? ¿Qué quieren las mujeres de ellos? Hombres y mujeres tenemos diferencias pero, ¿son tan grandes?”. Encuestaron a 562 personas de 18 a 50 años, residentes en el área metropolitana de Buenos Aires y en el interior, dentro de un amplio espectro socioeconómico.
Entre los resultados principales hay una coincidencia: tanto hombres como mujeres ubican a la inteligencia como la característica más importante a la hora de buscar a una persona para compartir la vida (con votos del 39% de las mujeres encuestadas y 33% de los hombres).
Los dos lugares siguientes los ocupan el sentido del humor y la actitud (30% para mujeres y 27% para hombres en el primer caso y 23% y 31% en el segundo). La primera conclusión, entonces, es que las diferencias no son tan grandes: cuando pensamos en una relación de largo plazo, pensamos lo mismo.
También nos parecemos en las cosas que nos molestan, como que nos digan “bichi”, “gor”, “gordi”, “nena”, “nene” y todo el abanico de apodos cursis y en diminutivo y en que no toleraríamos en una pareja que sean posesivos y controladores, caprichosos, inseguros, obsesivos, sobreprotectores y celosos.
DIFERENCIAS A PRIMERA VISTA. Pero en otras respuestas sí hubo diferencias. Ante la pregunta “¿Cuáles son las primeras tres cosas que le mirás a una mujer?”, los hombres (oh sorpresa) son más básicos: “cara bonita” (82%), “busto” (62%) y “cola” (60%). Siguen, con porcentajes bastante  menores, la sonrisa y las piernas. En cambio, acá las mujeres nos ponemos más complejas.
Si bien la respuesta ganadora también es “cara bonita” (67%), le sigue un empate técnico entre “manos” y “otros” (48%). Después vienen, con cantidad de votos similares cada una (es decir, no hay un gran consenso) “musculatura”, “espalda”, “la mano izquierda (para ver si tiene anillo)” y “entrepierna”. Claudia Feller, psicoanalista y CEO de OH! Panel, dice: “Los paradigmas de lo que les gusta a las mujeres y a los hombres se están emparejando y eso se ve en que los dos buscan lo mismo en una pareja. Pero cuando hablamos de deseo, la mujer no lo separa tanto del amor como los hombres. Por eso sus respuestas son más heterogéneas. Miran las manos, que tienen que ver con la protección, el afecto, y van a aspectos más particulares, más abstractos, mientras que los hombres son más básicos”.
También hubo diferencias en las actitudes que más molestan del otro. Para las mujeres es “que no te escuchen cuando les hablás”. Para los hombres, “que siempre duden sobre su atuendo”. Los resultados son hasta divertidos, confirmatorios y dignos de las comedias románticas, de las charlas con amigas que no pretenden profundidad.
Pero antes de seguir, una reflexión: ¿podemos medir al amor? ¿Podemos vestir de números y estadísticas a un sentimiento que la mayoría de las veces no entendemos? “En este estudio no estamos hablando de amor sino del concepto de pareja ideal, de lo que uno espera”, responde Feller. Segunda conclusión: el amor, entonces, es lo que sucede, más lejos o más cerca de nuestra idea sobre cómo debería ser.
CONSULTA POPULAR. Durante lo que duró la producción de esta nota, las personas que me rodean en la vida cotidiana se vieron atacadas en seco por la pregunta que intento responder: ¿qué buscamos en el sexo opuesto?
Mi amiga Nati (27), por chat: “Que sea inteligente, que sea divertido, que me sepa pelear (o sea, que me genere un desafío intelectual). Después,
que tengamos buena piel. Igual es medio inexplicable, porque he salido con cada idiota que no sé.
¿Puede haber algo extrasensorial que nos lleve a conectar con Y o con X? También depende del momento de la vida, del clima, del día del ciclo menstrual, etc.”.
En la redacción: “Que me haga reír. Si me hace reír, no me importa nada más”, dijo Maru (34), redactora. “Que sea seguro de sí mismo”, agregó Lula (28), también redactora. Hasta ahora, las opiniones pedidas al aire –arbitrarias– coinciden con los resultados de la encuesta. Quizás lo dicen con otras palabras, pero lo que estamos pidiendo es inteligencia, sentido del humor y actitud.
En mi muro de Facebook, donde también lancé la consigna: “Sexo, el mundo se mueve por el sexo”, dijo Fernando (41). “Actitud primero que nada”, dijo Mara (34) y Ludmila (23) respondió:
“¿Qué bosta quiere decir actitud?”. Mara aclaró: “Quiere decir marcar presencia casi sin quererlo, es un don. Es lo opuesto a dormir y que nada te conmueva, que todo se te pase de largo. Y no aplica sólo al romance sino a todas las facetas de la vida”. Guadalupe (32) opinó: “A veces es más triste o básico. Muchos buscan simplemente no estar solos”. Y para el remate, Martín (37):
“Es como con la comida, depende de cada uno: a algunos les gusta el peceto, a otros la merluza, el mondongo o la suprema Maryland. Yo cuando
veo una mujer, veo carne (el amor llega después).
Una buena teta es un buen ojo de bife. Que no rompa los huevos después de hacer el amor. Que se relaje, que no se enrosque con Schopenhauer o el cine coreano y va a estar todo bien”.
Un chico, en su auto, acorralado después de una cita conmigo ante la pregunta de qué busca en una mujer: “Lo sexual me resulta muy importante”. “Ok, pero ¿qué hace que te sientas sexualmente atraído por alguien?”. “Es muy complicado, te respondo por mail”. “No, ya estás pensando mucho”. A su favor: me gustan racionales (e inteligentes, como es prioridad para el 39% de las mujeres y el 33% de los hombres).
A mi favor: tal vez pensó que yo tenía actitud, porque le pregunto las cosas de frente; sentido del humor, porque la conversación no era en absoluto seria; e inteligencia, porque escribo notas sobre cosas tan difíciles como el amor.
DE INDICES Y TEORIAS. Insisto: ¿vale la pena teorizar sobre esto? ¿Puede la ciencia hablar de amor o es materia del cine y la literatura, de lenguajes
menos exactos? Diego Golombek, doctor en Biología, dice que, aunque no todo, la ciencia sí tiene algo para decir sobre la atracción. “Hay
una versión biologista de la atracción que nos pone en el plano de los animales. Lo que buscamos en el otro son señales reproductivas: juventud, actitud reproductiva, posibilidad de crianza, recursos y cuidado de una familia. ¿Qué buscamos los hombres, por ejemplo, en el rostro femenino? Labios gruesos, asimetría y demás signos de un buen estado físico y saludable para reproducirse. Lo maravilloso es que los humanos podemos zafar de ese mandato biológico y que nos parezcan atractivos otros más allá de sus habilidades reproductivas”, explica y concluye: “Son las dos cosas: lo que traemos de fábrica –lo biológico– y lo que hacemos con eso –lo cultural y ambiental–”.
Para Guillermo Vilaseca, psicólogo y autor de Por qué los hombres no entendemos a las mujeres (Ediciones B), existe tal carga instintiva en la atracción, pero “la cantidad de órdenes tácitas que incorporamos sobre cómo debemos comportarnos como varones y como mujeres la supera por mucho”. ¿Y cómo debemos comportarnos? “Los muchachos en general están mucho más capturados por lo sexual como cosa prioritaria,
entonces los rasgos exteriores y la actitud llaman mucho la atención al principio. ‘Actitud’ entendida como todo lo que tenga que ver con ‘dejar la puerta abierta para ir a jugar’”, responde.
Eso, del lado de los hombres. Con respecto a las mujeres, Mariela Asensio, dramaturga y directora, autora de la obra Malditos (todos mis ex), en cartelera en el Teatro del Pueblo, dice: “Somos más intuitivas. Nos guiamos por algo más energético. Un tipo ve un par de tetas que lo
calientan y ya puede tener sexo. Una mujer es más mental, un poco más compleja. Por eso la actitud es tan importante. Quizás un tipo no es hermoso según los parámetros aceptados de belleza, pero te parece que tiene actitud y eso lo hace atractivo”.
Acerca de esos parámetros aceptados de belleza, aquí van algunos números: según el estudio de OH! Panel, el 88% de las mujeres prefiere a los hombres naturales antes que musculosos, altos (91%) antes que bajos, sin depilar (81%) a depilados y morochos (56%) antes que rubios y pelirrojos. Los hombres nos prefieren naturales (78%) a maquilladas, con curvas (94%) a súper delgadas, depiladas (92%) a sin depilar y, también, morochas (31%) a todo lo demás.
Tercera conclusión: la belleza sin artificios es más valorada. Hernán Iglesias Illa, periodista, postula una “clasificación sentimental científica” en la que la belleza se mide como el aspecto de una mujer de frente, de cerca y sin maquillaje, “como en una foto carnet o contra la pared de una comisaría”. En esa clasificación que ideó con tres amigos en un viaje en la ruta en 2003, la belleza es uno de los parámetros que hay que puntuar del 0 al 4 junto a “contenidos” y “actitud” para obtener calificaciones del tipo 3-2-4 y evaluar candidatas a novia (o candidatos a novio). Se llama índice BAC (Belleza, Actitud, Contenidos). Según esa teoría, si encontrás una 3-3-3 te tenés que casar (en cambio, ante un o una 4-4-4, desconfía: algo esconde).
Hasta acá, la teoría. Lo que queda después –en la calle, en los bares, en las oficinas, los restaurantes y los subtes; lo que queda en la vida, en fin– es práctica, pura práctica, y ahí todos estamos desarmados: no hay libretos, no hay fórmulas.

“Hombres y mujeres ubican a la inteligencia como la característica más importante a la hora de buscar a una persona (39% de las mujeres y 33% de los hombres). Los dos lugares siguientes los ocupan el sentido del humor (30% y 27%) y la actitud (23% y 31%)”.
FUENTE: CONSULTORA OH! PANEL.

Cómo demostrar inteligencia, actitud y sentido del humor en 5 minutos

Por Julieta Pink,  Conductora de Metro y medio, en Metro 91.5
Tener que demostrar en una primera cita que somos inteligentes, graciosas y que tenemos actitud es, francamente, muy pretencioso, pero podríamos
intentarlo con algunas tácticas. Si te pasa a buscar en auto, cuando lleguen al restaurante marcale dónde puede estacionar. Podés hacer comentarios del tipo “ahí, sí, ahí entrás… ojo que hay parada de bondi, pero entrás”. Punto a demostrar: sos atenta, copilota, despierta. Una vez adentro, no le preguntes qué va a comer él. Cada uno lee la carta y una, decidida, la cierra de golpe y se dispone a pedir. Punto: sos independiente y sólida. Mientras esperan la comida, si podés meter un poco de humor negro, suma. ¡Y ojo con ésta!
Te viene el plato y no es tal cual lo pediste. Vos querías papas españolas y vienen rejilla. Cuidado con decirle al mozo “¡esto no es lo que pedí!” y
pretender un cambio pensando que con eso estás demostrando actitud. Eso es ser rompepelotas. Es papa, ¡comela!
Nota escrita por LUCILA PINTO
Ilustraciones CARO CHINASKI
Publicada en Revista Para Tí

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