¿Los padres embarazados son ignorados ?
Muchas parejas deciden tener un hijo como expresión del compromiso del vínculo que han establecido, como fruto del amor que los une, aunque también ocurre que en muchos casos el embarazo los sorprende en el camino de compartir intensidades diversas. Ya sea que la llegada de un hijo sea algo planificado o tenga un matiz más azaroso, lo cierto es que los miembros de la pareja en general ponen más atención en el bebé que va a llegar y son sorprendidos por los cambios como por la profunda metamorfosis personal que este hecho desencadena. Sin ánimo de desalentar a nadie me parece oportuno plantear un ALERTA.
Así como un viaje puede ser maravilloso si llevamos los elementos adecuados de acuerdo al clima y las actividades que vayamos a querer hacer pero puede ser un calvario si no tomamos las precauciones del caso: ya sea vacunarnos, llevar abrigo, calzado adecuado o protector solar, de la misma forma el viaje que se inicia cuando descubrimos que estamos embarazados requiere no solo de cochecito, mamaderas y pañales para el bebé. Tanto la mujer como el varón también tienen necesidades específicas.
Ahora bien en épocas donde imperaba el modelo patriarcal donde el varón debía ocuparse de ser el proveedor de la familia y de todo lo relacionado con el mundo exterior mientras la mujer se ocupaba de la casa, los hijos y el cuidado de su marido estaba claro que el embarazo le sucedía a la mujer que se realizaba siendo madre de manera que el foco estaba puesto en lo que a ella le pasaba, su cuidado y la atención de todas sus necesidades que lo tenía como responsable último al proveedor: el varón.
Hoy que ensayamos una vincularidad basada en la igualdad de oportunidades tanto para varones como para mujeres en el marco de la aceptación de la diversidad se pone mucho más en evidencia que el embarazo es el inicio de un proceso donde claramente comienzan cuatro gestaciones: el papá, la mamá, el bebé y la familia que se sostienen en la pareja que les dió origen y que pasa a correr el riesgo de quedar ahogada o desdibujada en el camino con los altos costos que implica para cualquier estructura cuando se pierde el punto de apoyo.
Sin duda en las épocas que imperaba el modelo patriarcal los padres eran ignorados en sus necesidades durante le proceso lo que también signaba la paternidad como un vínculo distante y donde lo esencial era el ejercicio de la autoridad evitando la expresión del cariño y los afectos.
Una frase propia de esa época era el famoso: ”ya van a ver cuando llegue su padre”.
Hoy en día se plantea la inclusión del varón en el proceso del embarazo. Su presencia en las entrevistas y también en el parto es más desde la perspectiva de sostener a la mujer que la de vivir un camino compartido en el que es necesario considerar tanto lo que ocurre en uno como en otra.
Pasar a hacerse cargo del cuidado, la atención y la satisfacción de las necesidades de un ser humano absolutamente desvalido como es un bebé implica sin duda asumir cierto nivel de responsabilidad mayor ante la vida que ocuparse de uno mismo. Esto se expresa en cada persona de diferentes maneras, hay quienes cambian el estilo de manejar y se tornan muy cuidadosos, hay quienes dejan de ser arriesgados u osados en sus elecciones laborales y buscan algo estable, suele hacerse perentorio contar con el “techo propio”, etc. De mil maneras se pone en evidencia que las cosas han cambiado pero ese cambio cada miembro de la pareja lo metaboliza distinto. Están las mujeres que dicen:” ahora me dedico a esto y que el me mantenga”, como aquellas que reivindican su derecho a seguir desarrollando su proyecto laboral a pesar de que él las inste a abocarse exclusivamente al embarazo, el hecho es que a cada uno le cae la ficha de manera distinta y a veces hasta sorprendente para si mismo.
Entonces dos que creían conocerse al menos un poco sin darse cuenta entran en una dimensión que potencia el despliegue de aspectos latentes, dormidos que ahora afloran con una contundencia inimaginable.
Por lo tanto en este momento los miembros de la pareja suelen sentirse raros ante sí mismos pero también ante el otro. Necesitan reconocerse a si mismos, aceptarse y también descubrir al otro.
En parejas acostumbradas al diálogo y el compartir lo que les va pasando esto suele ser un proceso más fácil, pero los que no lo están y se sorprenden negativamente tanto con los cambios del otro como los propios aparece la susceptibilidad, la disputa, la pelea, la incomprensión y aquí que es fundamental el apoyo que pueda brindar intercambiar con otras parejas que estén pasando por situaciones vitales similares como también el apoyo de un profesional en lo que llamamos el acompañamiento de la pareja embarazada. Puedes mirar en actividades para el varón en este link.
Hoy en día considero que es imperiosa la necesidad de un acompañamiento tanto del varón como de la mujer en este proceso que facilite la llegada del bebé a un ámbito de armonía en vez de un campo de tensión, incomprensión y dolor.
Es en un contexto armónico donde la llegada de un hijo será el inicio de un proceso de crecimiento, maduración y felicidad para todos los miembros de la familia con la preservación de la pareja.
Así como durante los meses de la gestación se van observando diversas transformaciones en el humor como en el cuerpo de la mujer que son evidentes y están reconocidas aunque para cada una tome un carácter absolutamente diferente de forma que unas manifiestan que es la mejor época de su vida como otras pueden expresar todo lo contrario.
Si bien se le presta menos atención hay estudios que dan cuenta que en los varones también se ponen de manifiesto notables cambios tanto en el estado de ánimo como también suelen aparecer repercusiones en el cuerpo. Tengamos presente que para el varón la expresión de las emociones no es cosa tan sencilla como sería para la mujer. Están los que engordan a la par o por delante del crecimiento de la panza de la pareja. Hay quienes comienzan con alopecia – caída del cabello – , gastritis, dificultades en el sueño, contracturas musculares, accidentes, etc.
En esta situación donde a ambos les están pasando cosas distintas ante un mismo proceso que están compartiendo lo esencial es que ambos puedan aceptar que es legítimo que al otro le pasen cosas y que ambos asuman que en parte se pueden apoyar mutuamente, en parte cada uno se tendrá que hacer cargo de sí mismo y también que ambos pueden pedir ayuda y apoyarse en amigos, familiares y seres queridos que estén dispuestos a bancar sin incrementar el nivel de ansiedad.
Otra instancia importante en este momento de la vida para un varón es tener en cuenta que en el momento de cruzar la frontera y pasar al bando de los padres nos encontramos con PAPÁ, nuestro Papá pero en una cancha que nunca habíamos pisado juntos. Si bien venimos a anunciarle que el va a pasar a jugar en la cancha de los abuelos. Encontrarse mano a mano con Papá implica revisar, repensar, recordar cómo fue él conmigo, en que lo admiro, en que quiero ser distinto, cómo me imagino como Padre.
En esta etapa tanto varones como mujeres necesitamos ser mimados, ser tenidos en cuenta, que nos cuiden y nos den los gustos. En la medida que el equipo actúe balanceadamente todo ira de maravillas, en cuanto uno de los dos pretenda tiranizar al otro y ponerlo a su servicio como un esclavo comenzarán los problemas. Aquí es fundamental aprender a decir que no, ser tolerantes e intentar no acumular rencores innecesarios.
En los grupos de varones la posibilidad de expresar las emociones, visualizar las situaciones a partir de las escenas y el poder compartir los conflictos con los otros que se disponen a sintonizar con quien plantea sus temas trayendo los propios y compartiendo, genera un clima de distensión y comprensión que habilita mirar las situaciones desde otros ángulos y posibilita que cada uno mejore su posición en la cancha de la vida.
Escrito por Lic. Guillermo Augusto Vilaseca, director de www.varones.com.ar , coordinador de grupos de varones y terapeuta de parejas embarazadas.