Prepararse para dejar de trabajar
El pasaje del trabajo a la jubilación supone uno de los momentos de transición más importantes de la vida y no siempre estamos preparados. En una sociedad donde la mayoría de las personas desarrollan sus ocupaciones durante más de un tercio del día, con breves respiros vacacionales y de fin de semana; durante muchas décadas de la vida; sin sumarle los años de educación; la jubilación resulta un cambio de tales proporciones que requiere tiempo de procesamiento, aprendizajes específicos y acompañamiento para llevarlo a cabo.
Los cambios van desde los aspectos más básicos: como los trámites a realizar, el dinero a disponer; hasta la pérdida de los compañeros, los roles desempeñados y mucho más. Sin embargo hay aspectos más invisibles en este cambio, por ello no siempre explicables para quienes transitan este momento de transición. Ciertas preguntas cuestionan ese “quiénes somos sin ese personaje que encarnamos durante tantos años” que nos hizo sentir valiosos, útiles, necesarios o hasta heroicos, sin dejar de tener en cuenta que también nos aburrió, enojó o cansó.
La organización del tiempo aparece como otro punto de reflexión, la mayoría soñamos con una vida sin despertadores y aburridas rutinas. Pero si la semana se encuentra vacía de actividades, ¿qué hacemos? El tiempo libre puede correr el riesgo de volverse ilimitado o de constituirse en una oportunidad única.
Y finalmente un tema radicalmente humano se nos impone, la libertad: ¿cómo nos motivamos cuando del otro lado nadie nos pide nada tan valioso ni obligatorio como trabajar? Por ello cuando me pregunto ¿qué quiero? Mil deseos aparecen ante nosotros, sin embargo constituirlos como un proyecto que le de sentido y continuidad a mi vida se vuelve un tema más complejo. Este pasaje, que parecería “obvio”, no lo es tanto. Las investigaciones evidencian diferencias de género en este tránsito. Para los varones el trabajo suele convertirse en un espacio de demostración de masculinidad que, al faltar, produciría cierto menoscabo. Para las mujeres el trabajo solía ser uno de sus ámbitos que competía, a veces duramente, con el del cuidado de la casa y los hijos. Esto llevó a que desarrollen habilidades múltiples que les permiten proyectarse mejor por fuera del mundo laboral.
Otras diferencias se expresan en: más educación, mejores condiciones de salud y económicas, una buena red social y que la jubilación no rompa con los esperables sobre el cuándo y el cómo. Todos estos son elementos preciosos a la hora de jubilarse, ya que habilitan imaginar y posibilitar esta nueva etapa, disminuyendo los niveles de estrés que de otra manera pueden derivar en jubilopatías, es decir patologías asociadas a esta etapa.
De todas maneras, las investigaciones nos muestran que, en términos estadísticos, pasado un tiempo de la jubilación la gente no quiere volver a trabajar y de hacerlo, solo lo haría en condiciones muy especiales que no alteren tiempo libre ganado. Por eso, saber acompañarnos en esta etapa permite comprender que las dudas, los temores o las crisis de sentido son partes necesarias en este proceso y que de poder conducirlo adecuadamente una muy buena etapa puede esperarnos.
Ricardo Iacub
Doctor en Psicologia(UBA). Autor del libro “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre su jubilación”