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Los Hombres ya no nos parecemos a John Wayne


Diario «La Razón» septiembre de 1990
Reportaje al Lic. Guillermo Vilaseca y David Szyniak
Desde la década de los 70 el sexo fuerte se empeñó en rivalizar con la mujer que comenzaba a pelear duramente por el primer plano en la sociedad. En esta década en que a las féminas sólo les falta cavar zanjas y pavimentar calles, el hombre ha comenzado a replantear su rol y a realizar una profunda introspección de su identidad social.
El imaginario masculino tradicional que convoca a figuras paradigmáticas como el «macho conquistador, fuerte y agresivo- se nutre ahora de un arquetipo moderno que siempre está a la espera de ser seducido por la mujer. Entre estos dos modelos, los hombres entre los 30 y los 50 sufren una transición dolorosa.
La mujer que ha ganado diversos espacios se encuentra con sus pares y reflexiona de lo que te pasa (sexo, poder, dinero, etc.) mientras tanto el hombre intenta sostenerse en un lugar que no le permite metabolizar los cambios y manifestar sus sentimientos.
Guillermo Vilaseca y David Szyniak intentan reflexionar sobre «las desgracias de la cultura patriarcal» a través de grupos con caracteristicas muy especiales, están integrados exclusivamente por varones.
Guillermo y David son profesionales de la psicología, además de ser psicodramatista uno y bioenergetista otro y creen que el planteo básico que hoy se hace el hombre es por las diferencias: «Antes las diferencias eran claras, ahora no, estamos en una etapa de empezar a repensarlas. Es una época donde lo masculino y lo femenino se estan redefiniendo».
Ambos coordinan los grupos en donde se trabaja a través del psicodrama y de la reflexión grupal. «Los hombres por la forma en que son educados, desarrollan su intimidad predominantemente con las mujeres, la intimidad del hombre con el hombre queda muy limitada (no hay contacto real con el padre ni con los amigos), esto tiende a endurecerlo y a restarle elasticidad para el afecto. A partir de las cosas que nos pasaban a nosotros mismos se nos ocurrió comenzar a trabajar con varones, partimos de hacer un grupo entre nosotros a ver que resultaba y salieron temas como la intimidad entre varones (lo que no implica la homosexualidad), el sentirse modelo del hijo varón , las relaciones de rivalidad entre hombres, la afectividad con el padre, etc.
En esta melange de roles, la hombría no puede estructurarse a partir de los valores del nono, como la fuerza, el salir a trabajar a la calle ó el manejo del dinero.»El rol tradicional no aguanta la época actual, no da respuesta a este tiempo», por eso se intentan recuperar otras cosas; «el miedo al dolor de perder lo conocido tiene como contrapartida la imposibilidad de largarse a la vida, al amor, a la alegría». Guillermo Vilaseca se despide con una propuesta: los hombres tenemos que cambiar algunas reglas del juego, ya no nos parecemos a John Wayne.

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