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El malestar en el ámbito del trabajo. Intentando ser un profesional reflexivo – 3ra. parte

La articulación persona -rol profesional
Intentando ser un “profesional reflexivo” como plantea Donald A. Schön en “La formación de profesionales reflexivos” vayamos deconstruyendo la historia:
Mi primer trabajo profesional fue como maestro de escuela.
Al iniciarme en la tarea estaba convencido que era lo mejor que me podría pasar en la vida. Las primeras suplencias me llevaron a recorrer diversas escuelas, en ellas me encontraba con unos personajes particulares: las secretarias. En general eran maestras que habían decidido no ejercer nunca más frente al grado.
Me pregunté: “¿Cómo puede ser que una persona, después de determinado tiempo, llegue a rechazar este rol?” Así  descubrí que la mayor parte de las secretarias de las escuelas públicas estaban trabajando en lo que se denominaba “tareas pasivas”. ¿Y qué quiere decir “tareas pasivas”?: lisa y llanamente, no estar en el aula, no estar en contacto permanente con los alumnos.
Conversando con ellas descubrí que en su mayoría habían empezado su carrera como maestras trabajando desde el entusiasmo, desde ilusiones  iguales a las que teníamos mis compañeros y yo cuando terminamos quinto año y cantábamos orgullosos en el obelisco: “¡La niñez argentina quiere un maestro varón!”
También nosotros en el camino nos íbamos a dar cuenta de que por más buena voluntad que tuviéramos, nuestra capacidad de acción se iba a ver limitada.
Hoy sabemos que uno de los factores de riesgo remite a la subjetividad de cada profesional o sea que depende de los propios ideales en relación a la tarea.
Las investigaciones que rastrean las características de las personas más propensas a ser afectadas señalan la amplitud y aún el exceso de aspiraciones en lo que se refiere al cumplimiento exitoso de la tarea a pesar de la adversidad de las situaciones en las que se actúa. Así cobran relevancia, a la par de las expectativas de cada uno, la situación de contexto tanto sociopolítica y económica como cultural.
Otra de las sorpresas con que nos encontramos fueron los paros docentes.
Durante nuestra formación nos habían hablado del importante rol que los docentes teníamos en la sociedad y el reconocimiento que éste recibía. Ahora nos encontrábamos inmersos en la lucha por nuestros derechos como trabajadores.
Así, entramos de lleno en la problemática de la modificación de las pautas propias de la actividad debido a disminución de salarios, cesación de contratos, despidos explícitos e implícitos, en síntesis: la incertidumbre y la inseguridad.
Tanto la incertidumbre como la inseguridad propias son también las del contexto,  constituyen variables presentes en la cotidianeidad y ejercen un potencial destructor que enhebra a maestros, alumnos, padres, médicos, pacientes, enfermeras, abogados, asistentes sociales, etc.
Así cada profesional y las personas por él acompañadas/atendidas/tratadas van integrando un mismo circuito de pérdidas y sufrimientos que probablemente sobrepasen las capacidades de procesamiento espontáneo de cada uno.
Queda materializada una distancia en el encuentro entre el maestro y el alumno, entre el médico y el paciente, entre quiénes atienden y sus clientes; la que muchas veces es también una reacción a la sobre-implicación y a la falta de canales adecuados para procesar los aspectos del vínculo que lo requieran.
La empatía con el otro se quiebra produciendo conflictos y situaciones disruptivas en los vínculos que son denunciadas/descriptas/planteadas, en la actualidad, por los medios periodísticos.
Como muestra de ello he escogido algunas publicaciones que me han resultado relevantes:

  • “Desencuentro entre médicos y pacientes” Nota de Santiago Kovadloff publicada en La Nación el domingo 20 de agosto de 2006  (http://afrontarprocesardesensibilizar.blogspot.com/2009/10/desencuentro-entre-medicos-y-pacientes.html);

 

  • “Burnout: el desgaste de la vocación” Nota de Rosario Fernández Arias publicada en “Tu estilo Galicia” ( http://www.varones.com.ar/burnout.php );
  • “Psiquiatras, víctimas del estrés laboral” Nota de Darío Palavecino Corresponsal en Mar del Plata de La Nación – Nota Publicada el Sábado 2 de mayo de 2009 (http://afrontarprocesardesensibilizar.blogspot.com/2009/07/burn-out.html );

 
Surge entonces una tensión permanente en aquellas personas que están en su día a día en contacto continuo con la congoja, el dolor, el enojo, la decepción, la rabia, la decepción, la pérdida, etc.…
Esta tensión, producida por el estar expuesto de manera crónica y aguda al relato de situaciones traumáticas y al contacto con quienes las padecieron, es lo que hoy denominamos “trauma vicario”
La escucha de las narraciones de las personas que padecen suele producir un efecto inesperado: lo que describen funciona como un impacto desmedido en el sistema de procesamiento de quien escucha, debido por lo general a la gravedad del relato y a la reiteración de los mismos a más de la carga emocional y corporal con que suelen estar implícitas.
El profesional necesita procesar dichas narraciones pero podríamos pensar que se “tilda” su sistema. Entonces es posible que surjan en él sentimientos ambivalentes que le resulten ajenos a su manera de sentir y se generen ciertos niveles de disociación.
Podemos decir entonces que trabajar en vínculos estrechos con otros que nos ponen en contacto con diversos niveles de padecimiento, y que nos generan algún nivel de resonancia, puede tener consecuencias devastadoras.
Considero fundamental que podamos reconocer este aspecto problemático que puede implicar el vinculo que cada persona/profesional establece con quienes lo consultan en el contexto institucional, social, económico, político y cultural en el que se desempeña. Percibir la dimensión que cobra permite visibilizarlo y caracterizarlo de acuerdo a las fases de su desarrollo: desgaste por empatía, burn out, trastorno de estrés post traumático.
Por lo tanto sostengo que cuando nuestro trabajo implica la construcción de vínculos estrechos con quienes nos convocan desde sus diversos niveles de padecimiento, se hace indispensable tener en cuenta que los profesionales requerimos cuidados y también del amparo que brinde tanto la institución como el contexto en el que estamos insertos.
Todo esto en el marco de nuestros ideales como profesionales, lo posible y nuestra capacidad de cuidarnos a nosotros mismos.
¿Qué hacen los deportistas en su trabajo?
La mayoría de nosotros tenemos conciencia de que, además de haberse capacitado, entrenan cotidianamente, se preparan física y nutricionalmente. Antes de una competencia se concentran como parte de su preparación.
Así es que nos parece normal que un jugador de pelota, un deportista y un artista requieran de un entrenamiento permanente y un cuidado especial antes de sus presentaciones.
Me pregunto y les pregunto…

  • ¿Cuál es el entrenamiento que requiere nuestro trabajo?
  • ¿Quién se encarga de nuestra formación permanente?
  • ¿Cuál es nuestra rutina de ejercicios cotidianos para no lesionarnos en la cancha?

 

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